dreamcatcher ; one shots

need you.

» jiyoo; jiu y yoohyeon.

Como si estuviera flotando. Probablemente era como se sentía Yoohyeon cuando Minji estaba a su lado. Aunque solo fueran un par de segundos mientras que la mayor se sentaba junto a ella en el metro o en la biblioteca. Cuando venía a visitarla y le pedía un café o cuando simplemente le mandaba un mensaje sin sentido y del cual mas tarde Yoobin se reiría. La menor de las dos no sabía en que momento había comenzado a desarrollar sentimientos por la pelirroja, es como cuando te das cuenta de que estás enamorada de la persona que nunca te imaginarías estarlo, o cuando simplemente te das cuenta de que estás enamorada, enamorada de la persona que te ha sacado de situaciones que desearías no volver a repetir.

Minji recordaba con perfección cuando conoció a Yoohyeon, no porque la hubiera conocido de alguna manera épica ni nada por el estilo, sino porque la chica se había resbalado y se había caído en el suelo en mitad de la carretera un día de lluvia y Minji era la que conducía el coche que casi la atropella. Pero no es que Yoohyeon estuviera borracha ni nada por el estilo, sino que la chica se caracterizaba por ser una patosa y para suerte o desgracia de la chica aquella noche, se había lastimado el tobillo y no podía andar así que Minji se ofreció a dejarla en casa y cuando Yoobin bajó a ayudar a su amiga y se la encontró saliendo del vehículo de la que era su compañera de carrera no pudo dar crédito a lo que veía. Quitando por supuesto que Yoobin o Dami, se estuvo riendo de la situación tan cliché en como había conocido a Minji y la alta podía jurar que hubiera preferido morir en aquel accidente que pasar semejante vergüenza de nuevo.

Pero aquello no acabaría allí, porque Minji volvería a salvar a la despistada de Yoohyeon saliendo de la biblioteca cuando casi es arrollada por la bicicleta de uno de los muchos estudiantes de la Universidad. Y después de alguna serie de encuentros mas, ambas comenzarían una amistad en la que Yoohyeon descubriría que literalmente Minji era un ángel de todas las formas posibles y en la cual Minji se daría cuenta del maravilloso encanto que tenía Yoohyeon en todo lo que hacía, y que a pesar de ser una patosa casi todo el tiempo, se te hacía imposible odiarla porque lo único de lo que tenía ganas Minji era de cuidarla y eso era lo que estaba haciendo.

Había días en los que la mas alta de las dos se sentía como si de nuevo estuviera en el colegio con Yoobin y su amiga la estuviera defendiendo de algunos desagradables que solían meterse con la estatura y con el comportamiento de la chica, pero con la diferencia de que la que protegía a Yoohyeon ahora, era Minji y de que la mayor no tenía intención de parar de  hacerlo y en cierta parte, le gustaba sentirse protegida y con atención porque desde que Yoobin había comenzado a salir con Handong no hacía mas de un par de meses, la alta apenas veía a su mejor amiga, pero tampoco la podía culpar porque si ella tenía tiempo libre no dudaba ni un segundo en telefonear a Minji y quedar con esta para hacer cualquier cosa. Porque no había manera de que Yoohyeon mirara a los ojos de Minji sin amor.

─La primera vez que te toque... sentí como si ya te conociera de antes─ Yoohyeon miró sorprendida a Minji y dejó de preparar la cena mientras que observaba como Minji ponía la mesa.

─Es hasta raro de explicar. Siempre que hablo de esto con Bora acaba riéndose de mí pero hay veces que cuando estoy contigo me siento vulnerable, lo único que quiero es protegerte y volver a pasar otro segundo contigo porque es como si algo dentro de mí me dijera que es en el sitio en el que debo estar.

Yoohyeon estaba paralizada y Minji había comenzado a entrar en pánico al ver a la menor parada sujetando las verduras que estaba cortando con las manos y mirándola sin dar créditos a lo que estaba escuchando y la mayor decidió usar otra táctica para dejar ese tema a un lado.

─¿Le queda mucho a la comida? ¿Quieres qué te ayu...

─Cuando te vas siempre deseo poder decirte todo lo que me haces sentir, pero tengo miedo de joderlo todo, de que tu compañía desaparezca y de volver a sentirme como si no perteneciera a ningún lado, yo también me siento como tú.

Y al igual que Yoohyeon había mantenido sus secretos ocultos hacía Minji, había sido la misma chica la que los había sacado a la luz y en ese mismo momento era la mayor la que no sabía como reaccionar, tenía su mirada fija en Yoohyeon y en sus profundos ojos marrones y en lo bonito que eran y la más alta sentía como un escalofrío le recorría la columna sin dejar ningún sitio sin aquella sensación. Y cuando Minji volvió en si, estaba sintiendo los suaves labios de Yoohyeon sobre los suyos y ahora, aquel sentimiento de estar flotando lo sentían las dos. La mas alta rió cuando sintió que Minji le estaba correspondiendo el beso un poco tarde y también notó como no se quería separar de ella, acercándola todo lo que podía y la menor comenzaba a pensar que sus cuerpos iban a fusionarse en uno a este paso.

─Yo seré una patosa pero tu eres una lenta, Kim Minji.

La mayor pasó su mano por la mejilla de Yoohyeon haciendo que esta cerrara los ojos y Minji recordó lo mucho que le gustaban las facciones del rostro de Yoohyeon, de lo larga que eran sus pestañas y de lo mucho que amaba la nariz y la sonrisa de la chica. Porque Minji sentía que cada segundo junto a la menor era un segundo mas que vivía feliz y un segundo más en el que sabía de sobra que no estaba tirando su vida a la basura como todo el mundo creía que haría.

─¿Puedo besarte yo ahora? ─Yoohyeon abrió los ojos encontrándose con los ojos de Minji mas brillantes que nunca y con su cabeza un poco ladeada y la menor le dio la sonrisa mas cálida que le podría haber dado a nadie, haciendo que el corazón de la pelirroja fuera a mil por hora.

Y al segundo, la mas alta estaba sintiendo de nuevo el contacto de los labios de Minji besarla con delicadeza, transmitiéndole la protección que le daban sus brazos cuando la abrazaban o sus ojos cuando la miraban, transmitiéndole mas emociones de las que habría podido imaginar. Y no esperó mucho mas para enredar sus manos en el largo cabello de la mayor, haciéndose la promesa de seguir besándola cada segundo que pasara con ella.