Jungkook es un joven de 16 años que a su edad es muy tímido, al punto de sufrir ataques de ansiedad ante la presencia de extraños. Al poco tiempo de iniciar el ciclo escolar en una nueva escuela, conoce a un nuevo estudiante que le hará experimentar...
Al llegar, dejó su mochila en el sofá y subió corriendo a su habitación, entrando al baño y dándose una ducha para quitarse la sensación pegajosa que estaba en su cuerpo. Sabía que sus padres no se encontrarían a esa hora en casa puesto que ambos trabajan, querían que su hijo tuviera la mejor educación y querían ahorrar el dinero suficiente para cuando Jungkook tuviera que asistir a la Universidad, él por su "timidez extrema" no podría trabajar adecuadamente, además de que querían que se enfocara 100% en sus estudios.
Al terminar de ducharse y ponerse ropa más cómoda y limpia, bajó con su uniforme hecho bolita para meterlo a la lavadora y rogaba le quitara las manchas de comida y que no se notara, por suerte tenía un segundo conjunto en caso no llegara a secar por completo. Mientras la máquina hacía su trabajo, se dedicó a preparar la cena mientras escuchaba un poco de música para relajarse. Cuando la ropa estuvo lista, verificó que no hubiera quedado ninguna mancha, y la llevó a su habitación para que terminara de secar, pues sus padres no debían ver ninguna evidencia de que aquí también tenía problemas; a pesar de estar en un nuevo ambiente, no se sentía capaz de volver a experimentar un nuevo cambio de escuela, considerando que faltaba poco para que se gradúe y además estaba su compañero de al lado, quien había despertado su curiosidad, y por quien descubrió por primera vez el significado de "sonrojarse", pues es lo que notó en sus mejillas al pensar nuevamente en él mientras se miraba al espejo cuando estaba en su cuarto.
Apenas apagó la estufa, se escuchó la puerta de la casa ser abierta, siendo sus padres los que entraban al recinto después de otro arduo día de trabajo.
- Jungkookie, cariño, ya estamos en casa. - Fue su madre quien saludó primero a su pequeño, acercándose despacio y con cuidado, sabía de sobra la reacción de su hijo cuando mostraba su afecto de forma muy efusiva.
- Hola hijo - fue el señor Jeon quien siguió sonriente el saludo, esperando que su esposa terminara de apachurrar a Jungkook para él hacer lo mismo - ¿cómo te fue hoy, campeón?
- Bien, gracias. - Fue lo único que pudo decir. Quiso agregar algo más, pero no le salían las palabras, excepto - La cena ya está lista.
Ambos padres creían que lo de Jungkook era por un tema propio de la adolescencia, pues habían leído artículos sobre las distintas personalidades que se pueden adoptar en esta etapa, y confiaban en que llegado a cierta edad, y por demanda de la vida universitaria, su hijo se desenvolvería como un joven normal de su edad. Al estar inmersos en sus respectivos trabajos, nunca se habían dado tiempo para llevarlo con un especialista para tratarlo, pensando que era pasajero y no necesitaba ningún tratamiento que sólo les traería gastos.
En el fondo, Jungkook sabía y reconocía el enorme esfuerzo que hacían ambos por querer darle lo mejor, pero el no poder expresarse como quería le hacía sentir que era un malagradecido con ellos, además de querer compartir ciertas curiosidades, como la del nuevo compañero, por ejemplo; sin embargo al no ser completamente consciente de su orientación y menos haberla compartido con sus padres, le dejaba la incertidumbre de cómo tomar tal noticia.
Luego de una silenciosa cena en la que prácticamente solo compartieron los esposos y algunos monosílabos del muchacho sobre su día, éste último se quedó lavando los trastes mientras sus padres se fueron a cambiar para ver un poco de televisión antes de irse a dormir. Al terminar con sus deberes en casa, se despidió de ellos para dirigirse a su cuarto a hacer los deberes de la escuela. Al irse a dormir, nuevamente pensó en su nuevo compañero pero de una forma más detallada: rememoró su rostro, el cual era mucho más hermoso cuando estaba cerca, en especial sus ojos avellana y su particular sonrisa, siendo así que se durmió soñando por primera vez en que llegue el día que pueda ser un chico normal y poder enfrentarlo cara a cara y tal vez, agradecerle por el gesto de ese día y quien sabe, poder entablar una nueva amistad.
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¡Feliz cumpleaños al Golden Maknae! Pareciera que el tiempo pasa volando y no nos damos cuenta de lo grande que ya está, y estoy muy feliz de que el mundo entero lo celebre como se merece (incluyendo la caída temporal de Twitter 😅)
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Nada más que desearle un 22° aniversario (23 en Corea) a nuestro pequeño ya no tan pequeño, y que siga siendo feliz y saludable.
