El encuentro

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Capitulo 14

 

Harry recorrió la nave a grandes zancadas que hicieron temblar las vigas del techo de la pequeña iglesia y provocaron una pequeña lluvia de polvo. Valientemente, Gillian se mantuvo firme.

Cuando el guerrero estuvo a medio metro de ella, se detuvo y cruzó las manos en la espalda, contemplándola con insolencia, sin dejar de recorrerla de pies a cabeza con la mirada. Se tomó todo el tiempo que quiso, y después de terminar con su descarado escrutinio, la miró fijamente a los ojos y se quedó esperando que hablara.

Gillian había planeado cuidadosamente ese momento, y había ensayado las palabras que le diría. Empezaría por presentarse, porque era lo que exigía la buena educación, y luego preguntaría su nombre.

Él le respondería que se llamaba Harry, pero ella no le creería hasta que demostrara la autenticidad de su identidad respondiéndole a varias preguntas que ella había preparado concienzudamente; de hecho, había pergeñado un examen que habría de determinar si podía confiar en él.

Sí, sería muy astuta en su interrogatorio, y en cuanto lograra tranquilizarse empezaría a preguntar. Pues ocurría que la forma en que él la miraba era cuando menos inquietante, y comenzaba a tener dificultades para construir un solo pensamiento coherente.

-¿Sois vos la mujer que dice ser mi prometida? –inquirió él, con impaciencia.

El enfado que detectó en la voz del hombre logró que el rostro le ardiera. Sintió que se sonrojaba de mortificación.

-Sí, en efecto.

Harry quedó asombrado ante su sinceridad.

-¿Cómo?

-Mentí.

-Es evidente.

-Generalmente, no…

-¿Generalmente no, qué? –la interrumpió él, preguntándose por qué estaría tan nerviosa.

Harry se había preocupado por mostrar una actitud relajada, con las manos cruzadas en la espalda, y le había dado su espada a Dylan antes de entrar en la iglesia. Seguro que ella había advertido que no pensaba causarle ningún daño.

-Generalmente no miento –explicó Gillian, sorprendida al descubrir que podía recordar de qué estaban hablando; mantener la vista fija en la barbilla de Harry la ayudaba, porque la mirada de aquel hombre era demasiado intensa-. No sois un anciano –le espetó, y luego sonrió-. Me habían dicho que erais un anciano –susurró-, de cabellos canos.

Y entonces se echó a reír, convenciendo a Harry de que había perdido el juicio.

-Me parece que es mejor que empiece de nuevo –continuó, ya sosegada-. Soy lady Gillian, y lamento muchos haberos mentido. El caso es que decir que era vuestra prometida fue lo único que se me ocurrió para obligaros a recorrer tan larga distancia.

-La distancia no ha sido tan larga –dijo él, encogiéndose de hombros.

-¿No? –preguntó ella, sorprendida-. En tal caso, ¿por qué habéis tardado tanto en llegar? Hace mucho que os esperamos en esta iglesia.

-¿Vos y quién más? –preguntó él con toda calma.

-Yo y… los hermanos Hathaway… los dos guardias de la puerta. Hemos estado esperándoos mucho tiempo.

El RescateWhere stories live. Discover now