EP 14: VENTANAS DE AVIÓN.

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Denunció a Eva, más por insistencia de Alba y los agentes de policía que por sus ganas de seguir con aquella guerra. Para ello tuvo que acudir al hospital a que le hiciesen una revisión y le entregasen un informe detallado de todos los daños físicos que había sufrido en aquel mes. Por desgracia, no eran pocos. Tenía pruebas de sobra para inculpar a la pelirroja.

Todo aquel proceso le llevó bastante tiempo, para al final descubrir que Eva no se llamaba así realmente, ni tenía treinta años como le había dicho, ni nada delo que le había de contado de su vida era real. Tenía una orden de alejamiento hacia otra chica desde hacía cinco años, tras aquello se cambió de ciudad y falsificó todos sus documentos de identidad. Ganó el juicio, como era de esperar. Y respiró tranquila al saber que Eva no volvería a pisar la calle en mucho tiempo.

Alba permaneció a su lado todos esos meses de papeleos, juicios, acusaciones y nervios. Le acompañaba siempre que podía y su trabajo se lo permitía, se veían prácticamente todos los días. También fue Alba la que le sugirió acudir a terapia, ya que muchas noches se veía incapaz de dormir o salir a la calle presa del pánico, aquello mejoró muchísimo su ánimo y autoestima, que después de todo lo vivido estaba por los suelos.

Entre ellas se había formado una sólida amistad, donde se apoyaban, entendían y comprendían. Compartían gustos y aficiones, hablaban de la vida y compartían silencios cuando alguna tenía un día malo y simplemente necesitaba compañía. Aprendieron a aprenderse. Eran conscientes que desde fuera podía parecer que eran algo más, pero no les importaba. Habían llegado a un punto de su relación donde ambas estaban cómodas así, sin complicaciones, demostrándose cariño sin segundas intenciones. Ninguna de las dos estaba preparada para dar un paso más, y tampoco estaban del todo seguras de que quisiesen darlo. Así tal y como estaban, se tenían, y no necesitaban nada más.

- ¿Quedamos este finde? – preguntó Natalia pagando la cuenta, tras haber tomado un café rápido.

- No puedo – suspiró – tengo boda el viernes y el sábado.

- Vaya – se decepcionó - ¿quieres que vaya a tu casa el domingo?

- Es que voy a estar reventada, Natalia. Prefiero dormir todo el día...

- Está bien, no insisto más – levantó los brazos rindiéndose.

- Estamos en plena temporada de bodas – le explicó – encima la clientela ha aumentado en el estudio, cada vez nos contratan más parejas.

- Ya, entiendo – salieron de la cafetería - ¿y cuándo se acaba?

- Pues en octubre o noviembre, más o menos.

- Joder, estamos en Junio... - se quejó – te echo de menos.

- No seas tonta, anda – bromeó – nos vemos siempre que puedo.

- Ya, pero muy poco tiempo, como hoy – ponía voz de niña pequeña.

- ¡Por cierto! – exclamó de repente – yo tenía que preguntarte algo. – empezaron a andar. Natalia la escuchaba atenta – Sabes que tenemos una Wedding Planner también en el estudio, ¿no? – Natalia asintió – pues resulta que uno de los grupos de música que siempre contrataba para las bodas, quiere dejarlo y hacer otras cosas, y está como loca buscando a alguien.

- ¿Y? ¿Por qué me cuentas a mi esto? – no entendía.

- Pues porque que tú cantas.

- No no – se puso nerviosa – pero yo canto para mi, además que ni siquiera lo hago bien ni nada.

- No digas tonterías, Natalia – se quejó – te he escuchado millones de veces, lo haces genial. Y tus letras son una pasada.

Al primer vuelo - ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora