Él contrario aún yacía parado sin hacer un movimiento. La mirada oscuridad y retante lograba que el pintor se sumiese en el mundo del deseo y de querer poseer. Se levantó, fue hasta la chimenea que había en el extremo contrario y de una estantería, sacó una botella de vino que en su etiqueta decía «Castello di Volpaia» y lleno la copa al tope.
Volvió hasta donde estaba el menor con la copa enredada entre sus largos y preciosos dígitos. La tensión había reinado desde muchos antes qué el escultor hubiese dicho que no haría lo que había pedido.
Acercándose, le cedió una copa a Taehyung. Aceptándola, el contrario comenzó a alejarse nuevamente. Colocó la copa cerca del área de trabajo y se giró nuevamente.
Ambos se miraban con miradas sibilinas. Nam, movió sus brazos al medio de cuerpo, deshaciendo el nudo que tapaba su moreno tegumento. Taehyung no apartaba sus ojos color inocencia de las acciones contrarias.
Cuando la bata de seda color carmín intenso tocó el suelo, Taehyung se le olvidó como sentir el aire llegar a sus pulmones. La imagen que se posaba frente a sus ojos eran las más inefable que podía existir.
Una figura morena, fornida, con algún destello de vello corporal en el sur de su ombligo. Los tatuajes simétricos que recorrían cada parte de su extensión. Era magistral. Era tan poco corriente, tan poco común. Tan perfecto para tocar. Las manos ajenas picaban por tocar aquel moreno tegumento.
Sus ojos se abrieron cuando atisbó la extensión creciente a la intemperie.
Su razón decía que se voltease, pero sus impulsos no permitían que la razón llegase a alguna parte de su consciente. Namjoon lo observó satisfecho.
—Yo estaré desnudo para que haya una equidad entre los dos, así que, para que la imagen dure más tiempo, coloca tus manos en mí o recuesta tu cuerpo para que la primera opción sea antes de la media noche, Ravir.
La sangre fluyó en un respingo. Taehyung intentó controlar su respiración y poco a poco se deshizo de la tela restante que ocultaba su virilidad. Él sabía que esto no iba a terminar en circunstancias algo elevadas. No sabía que sucedió en su interior de un momento a otro, pero no negaría que no sintiese algún agrado.
Volviendo a su puesto, aún con la pintura malva fresca, se dejó caer. Encontrando la comodidad del suelo, observó al contrario dándole a entender que estaba listo. Él no tomó el pincel. Lo que hizo fue levantarse y caminar hacia a él. Nuevamente con sus dígitos acarició la piel desnuda y volvió a colocar cada una de las flores y pétalos al rededor del torso.
Taehyung se dio cuenta de la extraña belleza que había tenido en frente los últimos días. Una pequeña cicatriz en su pómulo izquierdo y un vello facial en su barbilla. Jamás creyó y mucho menos se le ocurrió que esos pequeños detalles le encantarían en demasía.
Por otro lado, Namjoon comprendiendo la situación, los ojos y los de él se encontraron y en un silencio sepulcral, comenzaban a escucharse las pequeñas gotas cerca del inmenso ventanal. Namjoon lo observaba detenidamente, no aguantaba más el ver aquellos cerezos con la tonalidad rosácea frente a él, pidiendo que hiciese contacto.
Así que, optó por dejar el trabajo y sumirse en lo que él quería. Arremetió con fuerza sus cerezos con los ajenos. No era un toque suave, no era sutil. Era hambriento, deseoso y con el infierno quemándose en cada movimiento.
Las manos de Taehyung respondieron de manera rápida y se posaron en la nuca contraria para separarle y poder darle paso al oxígeno escaso a sus pulmones.
—¿Qué infiernos haces?—interpeló entre jadeos el escultor, sus pupilas se encontraban en proceso de dilatación. Sus labios hinchados y llenos de brillo por la salivaciones de ambos le daba un toque magistral, hermosa, digna de ser.
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纽曼 ; vmon ; namtae |
Fanfic«Dónde un pintor no quería trazar nada delicado, ni mucho menos que se asemejase a un cristal. Su numen gritaba para trazar y sentir aquel cuerpo robusto de irises inocentes.» NO copias, NO adaptaciones. terminada: 03.24.19
『❀』 s e p t 『❀』
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