Capítulo 11

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Capítulo 11

Un año atrás...

2017

Sus rostros se encontraban tan cerca que cuando Kristen hablo empaño los cristales de las gafas de Robert.

—Vuelve a tu lugar —utilizo su mano derecha para alejarla.

—Es que no me lo creo —el mesero dejo sus pedidos sin que se dieran cuenta—, ¡pareces más viejo!

A Robert el comentario no le hizo gracia.

—Es en serio, mira, ahí tienes una cana. ¿Quieres que te la quite? Deberías empezar a considerar usar tinte.

—Solo tengo treinta y uno —volvió a afirmar.

Kristen se rio de su expresión, Robert llevaba mal eso de cumplir años.

—Eso quiere decir que me llevas siete años. Eres un anciano desde mi perspectiva.

—Eres muy grosera, pequeña.

—Pasa cuando llevas tanto tiempo viviendo al lado de Frank. Es como un resfriado, se te pega.

—Ha vivido muchos años solo, sin tener con quien hablar —lo excuso.

Tomaron sus pedidos y se fueron directo a casa, salieron a comprar el almuerzo y tardaron un poco más de lo imaginado. Cuando Robert informo que Mila no podría ir ese día, Kristen trato de ocultar lo feliz que ese hecho la hacía. Y a Frank. Los dos eran un fuerte equipo contra Mila.

Lo primero que hizo Frank al verles fue quitarle la comida. Reina, Gasper y Frodo lo siguieron sin dejar de dar saltitos, mientras que Manzana y Tomate les lanzaron una mirada aburrida desde la estantería, donde estaban recostados. Esos gatos se creían los dueños de la casa.

Kristen se detuvo al notar un nuevo inquilino. Un gato con rayas agazapado detrás del sofá. No había forma de que un gato solo apareciera.

—Tuve que recogerlo. Es tan feo que hasta me dio lastima, me siguió y cuando salió esa vieja metiche le dije que era mío solo porque se notaba que le desagradaba. Este gato es cien veces mejor que ella.

Frank desapareció en la cocina mascullando en voz baja sobre la desagradable vecina e ignorando a Kristen solo como él podía. Hacía tiempo que las personas que lo rodeaban desistieron en hacerle cambiar de parecer. No importaba cuan feo dijera que era el animal aun así se lo llevaría. Frank nunca iba a aceptar que quería a esas criaturas.

—La primera vez que lo ves da la impresión de ser un viejo grosero y mal humorado —Kristen sonrió recordando—, pero cuando lo conoces descubres que es una buena persona, muy muy en el fondo.

Después de todo hablaba de ese aciano que la trato de ladrona en un inicio y a pesar de eso la dejo quedarse en su casa. Para ser justos hasta el día de hoy seguía insistiendo en que iba a esconder las joyas, las cuales no tenía.

Frank no tenía hijos y perdió a su esposa a una edad joven, lo único que le quedaba eran esos animales y su trabajo como portero.

—Pero no le gusta que las demás personas lo sepan, es un secreto bien guardado —Robert se acercó al gato para verificar que no necesitara ir al veterinario.

—No tanto como le gustaría. Me apostaría que varios en el edificio lo saben.  


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