—No tengo problemas con ello —confesó—. Igual vamos a buen tiempo, afortunadamente el Encinar tendrá un cielo bastante despejado.

—Genial —masculló, tragando la pequeña incomodidad que sentía.

Luego de algunos minutos más de vuelo, finalmente la pareja llegaron al Encinar. Metiendo a sus pokémon en sus pokébolas, ambos chicos comenzaron a adentrarse en aquel pacifico bosque.

El aire era bastante agradable y suave, el sonido de los árboles y el agua del pequeño rio que cruzaba por ahí era bastante agradable y el cantar de algunos pokémon hacía que ese fuese un lugar perfecto para descansar.

El azabache tomó con cariño la mano de Crystal, pero inmediatamente pudo sentir como estaba temblaba ligeramente, a la par que el rostro de la chica se sonrojaba bastante.

—¿Te encuentras bien? —preguntó, un poco preocupado.

—C-claro, estoy bien —la chica se puso bastante nerviosa y trató de ocultar su sonrojo—. Es solo el aire es demasiado fresco, eso creo.

—¿O será porque estas con tu príncipe encantador? —el tono romántico y burlón de Gold hizo que la chica recuperara un poco más de seguridad.

—Sí, Gold, claro —dijo con un tono sarcástico y divertido—. ¿Por qué escogiste el Encinar?

—Bueno, me pareció un lugar bastante tranquilo y relajado para poder tener una cita —el chico sonrió y se rascó la nariz—, y el Parque Nacional seguramente esta repletó de parejas, no tendríamos mucho espacio y privacidad.

—S-supongo que tienes razón —aquellas últimas palabras volvieron a devolverle el nerviosismo a la capturadora—. B-bueno, busquemos un buen lugar para poder tener nuestro picnic.

—No se preocupe, mi lady, estuve investigando con anterioridad el bosque para encontrar un sitio perfecto —el chico miró con determinación a la chica—. Un lugar perfecto y avalado por Gold.

—No sé si estoy segura que será un buen lugar —bromeó ligeramente la chica.

Ambos comenzaron a caminar tranquilamente hacia el oeste, cruzando el Encinar y varios obstáculos hasta llegar a lo que parecía ser una pequeña isla en medio del pequeño cuerpo de agua del bosque. Usando al Mantine de Gold, la pareja logró atravesar el pequeño cuerpo de agua y desembarcar en la pequeña isla.

Lo primero que vieron al llegar era el gran árbol que había justo en medio. Aquel árbol era tan grande que daba una sombra excelente y una vista despejada al cielo de Johto. Sin duda Gold había hecho una buena elección.

—Es un lindo lugar —confesó la capturadora con una sonrisa.

—Te lo dije, tiene el sello de calidad de Gold —con una sonrisa confiada, el chico se quitó la mochila y comenzó a desempacar—. Bueno, empecemos.

[...]

Hoenn

La tropical Hoenn también era parte de esta celebración. En este caso, la mayoría de playas eran ocupadas por aquellas parejas que buscaban caminar en la arena y sentir el fresco viento marino golpeando sutilmente sus rostros.

En aquella ocasión, un chico de camiseta roja con negro y pantalones cortos de los mismos colores se encontraba arreglando algunas cosas de su habitación y guardando algunas cosas de picnic dentro de una gran mochila verde.

El chico se colocó firmemente su gorro y caminó hasta su guardarropa para buscar algún abrigo, en caso de que la pequeña idea que tenía planeada durara más de lo que él esperaba. Finalmente lo encontró, una sudadera azul bastante grande que le aseguraría protegerse del frio.

QuietWhere stories live. Discover now