Quiet

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Johto

San Valentín, una fecha especial para algunos, sin importancia para otros y un día capitalista para algunos otros más. La cantidad de opiniones acerca de esta celebración es variada, pero es innegable la importancia que tiene en el mundo. Ciudad Malva era un ejemplo claro de ello.

Mientras miles de parejas iban de aquí a allá en búsqueda de restaurantes, bares o algún otro establecimiento para tener una cita, un chico de pelo azabache y ojos dorados caminaba de lo más alegre de la vida, tarareando una canción mientras cargaba una mochila bastante pesada.

Tarareando alegremente su canción, el chico de camisa roja finalmente alcanzó a llegar a una gran edificación rodeada por un gigantesco muro. Sin pensárselo mucho, el chico entró sin miedo y tocó el timbre de la puerta.

Rápidamente salió alguien a atenderle, una chica de hermosos ojos azules y pelo del mismo color. La chica estaba vestida con una linda blusa azul con estrellas, una falda oscura que le alcanzaba a llegar hasta las rodillas, un gran sombrero blanco con un moño rojo y en sus orejas colgaban dos lindos pendientes de estrellas.

Al ver a la chica, el chico se ruborizó bastante y esbozó una sonrisa que hizo que la chica se avergonzara.

—Te vez hermosa, Crys... —dijo el chico de ojos azabache, con asombro.

—G-gracias, Gold —la chica estaba bastante apenada—. Solo espérame un momento, debo avisar a la escuela que me retirare.

—No hay problema —el chico sonrió y se sentó—. Te espero sentando.

La chica rápidamente se dio la vuelta y caminó hacia dentro de la escuela pokémon, para avisar al director que ya se iba a retirar. El mismo director le había dado el día libre, por lo que este solo le pidió que se divirtiera en con su pareja.

Sin embargo, Crystal estaba un poco más nerviosa que cómoda. Desde que Gold le propuso ir al Encinar a tener un pequeño picnic, la capturadora sentía que algo no cuadraba demasiado. Esa extraña necesidad de Gold por estar en un lugar más "privado" le hacía pensar muchas cosas dentro de su cabeza.

Acomodándose más la falda para impedir que se viera de más, Crystal tomó su gran mochila con algunas cosas para el picnic, suspiró con nerviosismo y se acercó a Gold, el cual estaba tranquilamente jugando con el pasto de la entrada usando su palo de billar.

—Estoy lista —la chica tragó saliva, algo nerviosa.

—Ya está comenzando a aburrirme —el chico rio levemente—. Bueno, pongámonos en marcha.

La pareja salió del edificio y sacaron a sus pokémon voladores para hacer el camino hasta el Encinar mucho más corto. Con la ayuda de Togetaro y Tupeon, ambos comenzaron a surcar los cielos en búsqueda del Encinar. Gold tuvo que cederle el lomo de Togetaro a Crystal, pues resultaba mucho más cómodo para ella al tener una falda.

Mientras surcaban los cielo, la capturadora aun sentía un poco de nerviosismo. Aunque veía a Gold con una actitud bastante más tranquila de lo usual, no dejaba de pensar que algo está tramando. No es que hiciera algo malo, pero tal vez pensaba en hacer algo de lo cual ella aún no se sentía segura. Mientras seguía en pleno vuelo, la voz de su novio la interrumpió de su ejercicio mental.

—¿Cómo estuvo tu día, Crys? —preguntó el azabache, con curiosidad.

—¿Eh? —Crystal aún estaba un poco perdida en sus pensamientos— Estuvo bien, el director me dio el día, pero decidí terminar una cosas antes de venir contigo, espero no te haya molestado mucho.

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