Epílogo

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EPÍLOGO: ¿El virgen que llamaba a la línea erótica?

—Mami, no quiero ir —se queja la niña—. Odio las bodas.

—Pero debes ir. —Ana se ríe, acercándose a ella—. No puedes quedarte sola en casa. Además, las bodas son muy bonitas.

—No es cierto, son feas. —Se cruza de brazos, haciéndose la enojada—. Yo nunca me voy a casar, tía.

Catalina se ríe de pronto, haciendo que la mire, está maquillándose frente a nuestro espejo en el pasillo. Se ve hermosa; lleva un elegante vestido azul cielo con un escote un poco descubierto, es tan pegado de las caderas que me hace darme cuenta de que Catalina siempre provocará que me altere en todos los sentidos y que las reacciones que tengo ante su voz, son normales. Por eso es que regreso a la silla en la que estaba y espero a que se terminen de preparar y también a que se me baje la inoportuna alteración.

—Dari —comienza Cata, mirándola con ese amor que me fascina de ella—. Cuando yo era pequeña, decía que nunca tendría hijos. Y mírate, ya tienes cuatro años, hija mía.

Dariana no parece entender, sin embargo, le resta importancia e intenta quitarse el vestido rosado de pajecilla. Me río y la tomo en brazos antes de que lo logre, porque no quiero batallar de nuevo con los botones, soy malo para cambiarla.

Hoy es la boda de Carlos y Melanie, sorprendentemente él se lo propuso por fin, cuando todos creíamos que jamás lo haría. Ese día estuvo divertido, mi amigo no paraba de jalarse el cuello de la camisa, y no solo de nervios sino también porque estaba usando un traje y el ingrato no es de usarlos salvo para sus juicios. Me reí mucho de él hasta que todo se volvió serio, cuando Catalina y Brenda llegaron junto a Melanie vendada de los ojos. Estabamos en el parque Madero ya era de tarde..

—Amor —había dicho Carlos, con la voz temblándole y creo que hasta sus piernas lo hacían—. Feliz aniversario de tres años y ocho meses; sé que debes estar ansiosa por tu sorpresa, pero deja agarro aire, estoy bien nervioso.

—Ya, mamón, es fácil —dijo José. "Claro", pensé, "como tú ya lo hiciste hace dos años, pendejo".

—¿Por qué habrías de estar nervioso? La alterada soy yo que no veo nada. —Se ríe, nerviosa, quizás ya se esté imaginando—. Siento que me van a tirar a un barranco en cualquier momento.

Todos nos reímos.

—Ya pues, chingesumadre. —Carlos agarra aire y les pide a las chicas que le quiten la venda a Mel—. ¡Cásate conmigo!

Se hinca de golpe, enseñándole el anillo. Mi amigo hasta cerró los ojos, estaba demasiado asustado.

—¡No puede ser! —Mel comienza a dar saltitos. Luego le arrebata el anillo a Carlos y se lo pone—. Ya te habías tardado un chingo. ¡Claro que sí, tonto, te amo!

Cuando Carlos abrió los ojos, ella se abalanzó sobre él y lo besó. Un impulso me hizo ver a Cata quien sonrió de una extraña manera, incluso noté que sus ojos brillaban, como si fuera a llorar. Fue ahí donde me pregunté si quizás me he estado tardando demasiado.

—¡Sonia! Traes un vestido igual de feo que el mío. —Dariana me pide que la baje cuando llega la niña junto a su pequeño hermano Samuel y sus padres, Brenda y José, quienes al final sí regresaron de sus vacaciones en Pueblo Yaqui con la noticia de que tendrían gemelos. Ella venía feliz y no molesta con él como siempre lo imaginé.

Sonia suelta una risita, mostrando todos sus dientes, haciendo ese gesto raro con la nariz que se asemeja al de su padre.

—¿Qué pedo? ¿Nos vamos o qué? —habla Brenda. José es quien nos llevará a todos a la boda, mi auto se averió así que no hay de otra.

El virgen que llamaba a la línea erótica© [AYOD #1]Where stories live. Discover now