Capítulo 4

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Vincent llevaba toda la noche y todo el día encerrado en su habitación y constantemente vigilado por los guardias de su padre, ni siquiera podía salir a comer, los guardias le traían la comida. Su madre le había estado reprendiendo por haber dejado escapar a su hermana hasta que su padre bajo debido al ruido que estaba causando.

"Tengo que encontrar la manera de salir de aquí, tengo que encontrar a Viv. Mamá y papá posiblemente me manden a buscarla para traerla devuelta, podría aprovechar eso para huir y buscarla pero estoy seguro que me mandarían con guardias o algo similar ¿Cómo me libro entonces?" se cuestionaba Vincent sentado en su cama

Los dos guardias lo vigilaban desde la entrada al cuarto hasta que su padre entró, él era un hombre alto con el cabello corto y castaño claro, con ojos azul profundo como los de su hijo. Su ropa estaba perfectamente arreglada como de costumbre y le miraba con ese semblante frío y severo, igualmente, como de costumbre.

- ¿Por qué la dejaste escapar? Ella es la muñeca favorita de tu madre –le preguntó a su hijo desde el lie de la cama

- Ella no es una muñeca, es una humana. Mi hermana y tu hija –respondió

- Es verdad, es tu melliza menor por un par de segundos pero eso no la hace mi hija –se acerca al rubio y toma sus mejillas obligándolo a mirarle- Yo solo necesito a mi primogénito por eso se la regale a tu madre, para que le dé el uso que ella quisiera –

- Así que yo tampoco soy tu hijo, solo soy tu "primogénito" –dijo en tono burlón- ¿Que es esa gema roja que la mantenía cautiva? Tú dijiste que era su núcleo pero de ser así ella sentiría todo lo que le pasara a la gema –

El hombre soltó el rostro de Vincent y se sentó en el borde de la cama y miro por la ventana.

- Eres listo para darte cuenta de ese detalle. No es su núcleo, ella es humana mayormente –Vincent le miro confundido pero no alcanzó a preguntar ya que el hombre continuó- Veras, ella nació como cualquier otro humano en este mundo, sin embargo, tiene en su posesion sierto objeto que le otorga un poder bastante destructivo. ¿Quieres saber cual? –

Vincent lo miraba entre desafiante e intrigado. Su padre mantenía su postura sin mover una ceja, pero justo ahora, él estaba más que dispuesto a enfrentarlo.

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El atuendo de Viviana ahora era similar al de Ailith: Un top sin mangas negro, un cinturón blanco sobre un pantalón negro de artes marciales y zapatos marrones. Bastante simple pero sumamente cómodo y apropiado para pelear.

- Oye... Ailith... -hablo nerviosa a su acompañante- ¿Porque esos hombres pudieron atacar la aldea sin más? Viendo lo fuertes que son los tuyos, debieron poder defenderse y salir vencedores –

- Debimos... pero ellos usaron trucos para debilitarnos y capturar a los hombres, las mujeres no somos tan fuertes ya que no nos dedicamos a la pelea como hacen los hombres –explico esta- Pero si pudiesemos aprender mágia, seríamos una aldea en extrmo poderosa –

Ailith la había llevado a la cabaña que le habían dado como pago por vencer a los bandidos para poder sanarla y que se preparara para su duelo contra Evander. La cabaña era del tamaño de su antigua habitación y de hecho se parecía mucho a esta: una pequeña sala, un dormitorio con un armario y un baño. Fenris había seguido a su dueña y en ese instante estaba tumbado sobre la alfombra echándose una siesta. Se había decidido que el duelo sucedería al día siguiente ya caída la noche para que ambos combatientes se alistaran.

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- ¿U-una reliquia? ¿Convertiste a Viv en eso? –hablo Vincent con un hilo de voz

- Sí y no. Déjame explicarte: Nada más nacer la llevé al laboratorio donde le practiqué experimentos de compatibilidad con la reliquia que adquirí, uniéndola con su cuerpo de modo que formase parte de ella. Aunque el experimento fue bien y Viviana adquirió el poder la reliquia, al no tener exactamente los resultados que quería, la retiré de su cuerpo y para asegurarme de que nunca usara sus poderes contra mí, le di la gema a tu madre –explicó el hombre- Dado ella una vez fue unida la reliquia, Viviana no puede alejarse de ella y eso es lo que la mantenía cautiva -

- Supongo que usaste ese hecho a tu favor, ¿O me equivoco? –cuestiono el rubio a lo que el mayor negó- Pero las reliquias tienen un retroceso equivalente a su poder. La que tiene Viv es clase A, eso significa qu-- -

- Ella debió haber muerto la primera vez que la uso... es verdad, pero su deseo de vivir fue capaz de anular el retroceso –el castaño volteo a ver a su hijo antes de seguir- o tal vez solo sea por un tiempo determinado –

- ¿¡QUE!? –

- Todo dependerá de su fuerza y voluntad; si son fuertes, ella podrá con el poder de la reliquia, pero supongo que sabes que pasara si tu "querida" hermanita es débil -

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La pelea por el puesto de jefe de la aldea comenzó. Evander y Viviana estaban en lados opuestos de la arena de combate ambos armados con cuchillos a los que previamente se les había quitado el filo. Simón, quien estaba sentado en una especie de trono, dio la señal para comenzar el duelo:

- Hoy se decidirá al futuro jefe de esta aldea a través de un duelo, como se ha hecho por generaciones. Mi propio hijo, Evander Vekkiedrish contra la jóven heróica, Viviana Scarlett. El ganador será aquel que logre estocar al otro con su arma ¡Que inicie el duelo! -

Viviana y Evander se acercaron velozmente el uno al otro, con los cuchillos listos.

El castaño golpeó Viviana en el estómago. Ella rápidamente recuperó el equilibrio y se agachó hacia atrás para esquivar la ráfaga de tajadas de Evander.

La platinada entrecerró su mirada ligeramente al encontrar un punto abierto para estocar a su rival. Evander lo bloqueó con su propia arma. El castaño pateó las piernas de Viviana; la rubia perdió el equilibrio y entrecerró los ojos antes de ampliarlos cuando Evander apuñaló hacia abajo. Viviana rodó hacia un lado, esquivó el cuchillo por unos pocos centímetros y luego notó que el arma de Evander estaba en una situación vulnerable.

Ella rápidamente lo pateó lejos y se levantó para seguir la pelea, sin embargo...

*Boom*

Una bomba había estallado justo en el medio de la arena lanzando a ambos peleadores varios metros por los aires.

- Cambie de idea Simón. ¡Quiero a todos tus hombres y a la niña! De seguro me pagarán muy bien por ella –exclamó el atacante

VivianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora