Libro color aceituna

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<<El silencio de una larga espera fue lo que sintió, moverse en el incómodo escaparate se le hacía una costumbre, y ya su delicada piel de porcelana le empezaba a picar>> "Lloyd" mi madre me llamaba desde las escaleras... <<pero como por orden del viento la rubia se arrojó de lo más alto hacía el suelo, cayendo como plomo en el agua>>...

<<El sonido de la porcelana se extendió en la sala dejando solo eco en las habitaciones>> "baja a cenar ahora".

<<Nuevamente se encontraba sola, pero esta vez con el cráneo partido y unos cuantos dedos quebrados>>, "Lloyd" esta vez el llamado se escuchó más cerca, volteé, y de frente se encontraba mi madre recogiendo mi ropa sucia de la cesta; ella me miró mientras se amontonaba ropa sucia en su regazo y me dijo nuevamente que bajara a cenar.

Mientras cenaba, solo pensaba como ponerle más trama a mi nueva historia, solo al mirar un punto fijo creaba variedades de posibilidades en mi cabeza, era algo muy fácil para mí, bueno al menos así pensaba mi madre, porque yo pienso que si fuera algo tan fácil como dice mamá, al menos hubiera terminado unas de mis historias.

— ¿Lloyd? —alguien me avivó.

— ¿Ah? —pregunté aun viendo el punto fijo.

— ¿Acaso con esos lentes también puedes ver las dimensiones alternas? —preguntó con un poco de maldad Julia, mi hermanastra.

— ¿Julia, acaso antes de hablar llenas tu mente de basura? —dije en mi defensa.

Desde que había llegado Julia a la casa y Anderson su padre mi vida se había resumido a vivir en mi habitación, no es que me cayeran mal, solo que no soportaba ver a un padre que fuera tan ciego cuando se trataba de una mala acción de parte de su hija, y mi madre, bueno, ella solo se la pasaba embobada en la altura y en el aire de profesionalismo que exhalaba Anderson, el cual siempre era el defensor de la "dulce niña" en nuestras discusiones.

— ¡Lloyd! ¡Modula tu vocabulario!— ordenó Anderson mientras pasaba por la cocina en busca de las llaves del carro.

No sé si exagero, pero para mí, Anderson era la persona que más se le perdía las cosas, a la final mi madre siempre terminaba encontrándola.

— Ok, pero si Julia continua importunándome yo...

— ¿Yo que? —preguntó interrumpiéndome.

— Bah... ya no tiene sentido— dije mientras me metía una cucharada de cereal en la boca.

— Solo déjala tranquila. Además ya deja de hablar así, ¿Qué persona dice "importunándome"? —una pequeña risita se formó en su boca.

— No sé ¿Quizás las personas inteligentes? —pregunté con una mueca de maldad, haciendo que me tirara unas de esas miradas regañadientes de padres la cual no funcionó conmigo.

En ese momento mi madre entró a la cocina zarandeando las llaves del carro en su mano, seguramente Anderson las había dejado o en la mesita de noche o encima de la chimenea siempre las dejaba por allí.

— ¿A dónde van? —le pregunté a mamá.

— A la lavandería y luego por un helado—contesto Anderson de entrometido. Siempre hacía eso, y me molestaba.

— ¡Y me llevaran a mí! —me dijo Julia mientras llevaba puesto su tutú rosa.

Anderson le había cumplido uno de sus mimos, el mes pasado quería ser pianista, ahora quería ser bailarina de danza, con esta niña no se podía lidiar.

— Recuerden exprimirla cuando la saquen de la lavadora—dije mientras lavaba mi plato. Al decir esto mi madre no pudo aguantar la risa.

— No me causa gracia—bufó Anderson mientras veía a mi madre.

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⏰ Last updated: Feb 10, 2019 ⏰

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