Capítulo 8. Te soñé.

154 10 0
                                    

Soñé que el mundo giraba en sentido contrario. Los días regresaban, mostrándonos la incandescencia que habían dejado a su paso. Vi a todas esas personas que me sirvieron de refugio, de guía y de ánimo, y a los que con una mirada despertaron mi curiosidad.

Te vi a ti, frágil y silente. Rebasado por las circunstancias de haber perdido a un padre en el momento en que más lo necesitabas. Me miraste, descubriendo en mí a un ser igual de incompleto, y sonreíste, porque sabías que al unirnos haríamos desaparecer ese vacío instalado entre ambos.

Subí a tu moto. Nunca lo había hecho. Me aferré a tu cintura y rodamos por kilómetros a toda velocidad en contra del viento. Tú gritabas por el desborde de vida, yo reía al liberarme de mis temores. Fuimos felices. Lo sabes y lo sé. Fuimos únicos, pero no solo de aventuras se vive.

Y llegó la sospecha, la duda, la inquietud. Tal vez no estábamos solos, era posible que se hubiese acabado la dupla perfecta. Eso nos llenó de angustias y de pesadillas. No estábamos preparados para ese cambio, apenas aprendíamos a cuidar de nosotros mismos.

Y te alejaste. Y yo enfermé. Enfermé de miedos. De inseguridades. Tú buscaste ayuda, yo me escondí en un caparazón fuerte y pequeño, donde solo había cabida para mí.

Pasó el tiempo. Nos veíamos, pero no nos reconocíamos. Nos transformamos en otros. Nos costaba entrelazar nuestras miradas ya que se habían nublado con el efluvio de la desconfianza.

Te fuiste, buscaste otro rumbo. Yo me quedé superando en soledad la confirmación de una equivocación. No me alegré. Ya no tenía por qué hacerlo. Sin darme cuenta los había perdido a los dos.

No me falles, otra vez... (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora