A solas

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Lugar: New York, Estados Unidos.

Hora: 8:30 p.m.

[Real Time Event]*

Cuando el rubio y la azabache abandonaron la zona de conflicto la batalla aún podía escucharse a la distancia de algunas calles, cosa que hizo que el rubio se detuviese uno segundos observando lo que habían dejado detrás de ellos provocando que soltara un leve suspiro antes de continuar, pues la espía no estaba en condiciones de volver a la pelea contra la B.O.W. por lo que lo más sensato era seguir su camino, por ahora.

La zona estaba llena de muertos vivientes por todos lados, cada calle que avanzaban era: o una pelea por la supervivencia o una carnicería donde aquellos seres aumentaban sus filas consumiendo a los vivos.

—Aguanta, Ada. Ya casi estamos. —El agente procuraba que la mujer siguiera consciente, aunque ésta parecía estar bastante atenta a todo su entorno.

En el lapso de cinco minutos por fin dieron con un sitio que podría servir como refugio provisional, al menos para curar las heridas de la asiática: una casa bastante desordenada, algo sucia y llena de algunas manchas de sangre además de muestras de combate. Una desoladora escena.

—Y pensar que hace unos días aquí vivían personas de manera normal... —Comentó el rubio mientras iba haciendo tomar asiendo a la fémina en uno de los sofás que no se encontraba lleno de sangre.

—Creí que te habrías acostumbrado más a estas escenas que a una casa normal, Leon. —Comentó la espía con cierto tono burlón en su habla.

—Quisiera decir que es así, pero... Ver estas cosas, las calles, todas esas peleas... Es difícil de olvidar. Es duro. —El agente paseó su mirada por la casa mientras rebuscaba por dicha vivienda algo que pudiese ser de utilidad para ellos.

—Yo nunca he estado por azar, Leon. Quizá por ello nunca me toma desprevenida. —A diferencia del Agente, ella era excesivamente cautelosa y nunca estaba en el centro del huracán, ella se adentraba preparada para lo que fuese a pasar.

Conforme los minutos pasaron el rubio agente volvió hasta donde había dejado a la espía para comenzar a curar su herida, tanto con cosas que llevaba encima como algunas otras encontradas por la casa. El proceso simple y rápido, el tratamiento de heridas era algo que continuamente tenían que tener en mente por si algo salía mal, era eso o perecer.

—Quizá un día debamos vernos en circunstancias normales, Ada. —Dijo Kennedy procurando matar ese silencio espectral que apenas se rompía con los gemidos de los zombies que deambulaban por las calles.

—Tal vez. —Cortó la asiática de golpe, pues no era algo que hubiese entrado a conversación entre ellos y al procurar no quejarse mientras era curada por el agente sería mejor mantener las palabras al mínimo necesario.

—¿Sabes...? Siempre me pregunté qué podríamos hacer... Tendría que ser algo muy bueno para que sea interesante. —El rubio dejó ir una efímera y fugaz risa. —Nuestros encuentros siempre tienen la adrenalina al máximo, será difícil mantenerla en la normalidad.

La azabache únicamente cerró los ojos visualizando la escena en su mente. Vaya qué le costó.

—Jamás lo había pensado, pero tiene sentido... —Añadió al momento la azabache cuando nada le llegó realmente a la cabeza por más que lo intentó.

—Listo. —Palmeó un par de veces la rodilla de la mujer cuando terminó con la curación tomando asiento al lado de ella relajando sus músculos por el anterior esfuerzo de la batalla.

El silencio reinó de nueva cuenta unos minutos, más este se vio interrumpido por el rubio de nueva cuenta.

—Y, por cierto, gracias por salvarme. —Sabía que reprimirla por lo hecho sería un total error, lo apropiado sería agradecer a la azabache por lo hecho.

Resident Evil: La última misión. [Leon x Ada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora