Tesh - Gato y ratón

16 0 0
                                    

—Nunca he conocido a un ser como tú.

Un par de horas después localizó a la chica en la librería de la facultad. ¿Cómo era su nombre? ¿Ariadna? Por su expresión parecía que había visto un fantasma. Miró a su alrededor, nerviosa, buscando seguramente a Matt. "Está ocupado, ya me he encargado de eso". Solo quería unos minutos junto a ella, convencido de que en ese tiempo averiguaría el secreto de esa inquietante mujer que temblaba como un flan. Estuvo a punto de tirarle del brazo para evitar que le diera la espalda. No fue necesario. Su mirada verde cambió en unos segundos, aunando toda su energía en abrir la boca.

—Déjame en paz.

“No puedo si me lo pones tan divertido”. Contuvo la sonrisa de pura satisfacción. Notaba sus músculos tensos entre la carne, la respiración acelerada y las gotas de sudor frío acumulándose sobre los poros de su piel. Aun así, seguía sin emanar ningún olor. Podía intuir su línea de pensamientos, sus dudas de si marcharse de aquel lugar, protegerse entre la multitud de alumnos o exponerse a una carrera por los pasillos de la facultad. Casi deseaba que saliera corriendo. Sin embargo, se quedó paralizada junto a la estantería de libros en oferta, con el grueso tomo de la Historia del Arte de Gombrich aferrado entre sus trémulos dedos. Tesh se concentró en ella, la imaginó sonriéndole, invitándole a tomar un café y compartir una amigable charla. Ariadna le atravesó con la mirada, molesta.

—No hagas eso —dijo, con la voz algo más firme que los latidos de su corazón—. No sé lo que es, pero es inútil.

—¿El qué?

“¿Lo ha sentido? ¿Cómo es posible?”. Estaba emocionado.

—No tengo ni idea —alzó la cabeza y reconoció a un grupo de estudiantes, por lo que decidió aprovechar la oportunidad para alejarse de él—. Solo déjame en paz.

“Ahora no puedo, querida”. Que un humano percibiera y detuviera el intento de manipulación era sumamente excepcional. Extraordinario. Único. Y de esa forma, sin proponérselo, tomó la peor decisión de su larga existencia. “Tiene que ser mía”.

Memorias de sangreWhere stories live. Discover now