Adolfo Roberto

4 1 0
                                    

Adalberto-

Adolfo Roberto, nuestro padre decidió fallecer un 4 de Agosto. Recuerdo que mamá lavaba los platos de la noche anterior. Ella, ciertamente era una mujer criada a la antigua, como dirían algunos. Pese a que mi padre se lo ofreció muchas veces, jamás quiso contratar a una muchacha para que se encargara de la limpieza, sostenía que una buena esposa debía quedarse en casa a educar a los hijos y atender a su marido. Así lo hacía mi madre, Roberto llegaba del trabajo y siempre lo estábamos esperando con un plato de comida caliente en la mesa sea de medio día o tarde por la noche, hasta esa fatídica tarde cuando un señor se traje oscuro tocó la puerta de casa pidiéndole a mi padre ser su socio en una nueva papelera que abriría en Río Negro. Todo cambió, mamá ya no tenía que atenderlo demasiado, porque había dejado de estar con nosotros. Comenzábamos a verlo solamente los fines de semana; y al campo de los abuelos no volvimos nunca más. Amílcar había decidido triste y deliberadamente dejar de llamarlo hijo, luego de suplicarle que no se metiera en ese negocio turbio y enterarse más tarde que la pastera ya estaba funcionando. Desde entonces, todo en la vida de nuestro padre fue la papelera, su oficina y nada más...

Mariel, mi madre, soltó la esponja, se secó las manos y atendió el teléfono que ya había sonado como cinco veces. Corrí cuán rápido pude, más que nunca en mi vida, desde el baño levantándome los pantalones por el camino para poder escuchar la conversación, pero no logré hacerlo. Solamente me bastó ver la expresión del rostro de ella para deducir sabiamente que no se trataba de una buena noticia.

─ Hola- dijo ella tan dulcemente como acostumbraba a hablar a todos.

─ Gracias- creo que la pobre balbuceó luego entrecortado y colgó justo cuando vio a Fausto llegar del almacén.

Un tiempo después, nuestra madre, nos contó la verdad con palabras que no querían salir, fue cuando supongo, ella creyó que ya estábamos listos para comprender.

─ Roberto, su padre, no va a volver nunca más de Río Negro. Ahora ya está descansando con su abuelo Amilcar.

En realidad fue cuando ella estaba lista para admitirlo en voz alta y respiró profundamente.


      Ngen-mawida (Espíritu del Bosque)

Sólo para quien esté leyendo: 

     Quiero mostrarte algo, una cosa que solamente conocemos los que vivimos desde hace mucho tiempo en estas tierras; pero antes me gustaría que te pares en esta roca. Está fría, lo entiendo, yo también siento cómo se congelan mis patas pero, no vayas a moverte mucho- ¡Por favor quédate así, ya que podrías caerte en un solo movimiento!- Todo lo que te pido es parte de una condición para poder llevarte a un lugar muy lejos de acá. Ahora, quédate firme, levantá la vista, mirá al cielo respirando lentamente y muy profundo hasta que tu pecho se infle, porque de repente todo va a empezar a hacerse grande y eso es porque vos te estás encogiendo cada vez más, pero no tenes que asustarte. Preparate para levantar tu brazo izquierdo, suavemente, ahora los dos ¡Así, muy bien! Espero que no te incomodes, vas a empezar a sentir un extraño cosquilleo en ellos, que te recorre desde las yemas de los dedos hasta donde el hombro se encuentra con tu cuello, aunque no lo creas es completamente normal en este instante. Ahora por favor, cerra los ojos, guarda esa hermosa imagen del infinito azul muy adentro de tu mente, porque es posible que en un momento cuando los abras todo haya cambiado de repente. Olvidate de lo que te rodea, de las asperezas que tocan tus pies descalzos, de la humedad en el aire espeso, de lo que respiras, de lo que escuchas, de todo eso que sentís en el cuerpo. Si te parece que estás listo, da un salto con todas tus fuerzas bien alto, dando un fuerte aleteo que te permita el empujón para empezar a elevarte. Podes hacerlo, pues ahora tenes dos enormes alas emplumadas que emergen de tus hombros. Nuevamente te pido que no te asustes, y debo recomendarte que escondas tus patas llevándolas hasta tu pecho, ese te va a dar un mejor equilibrio y las va a mantener calientes durante el vuelo. Es normal que te sientas nervioso, no hay de qué preocuparse, estoy con vos. Sólo relájate, para apreciar el frío de los pequeños copos de nieve que caen desde las nubes, a nuestro alrededor mojando la punta de tu negro pico puntiagudo. 

     Disfruta del viento que acaricia cada una de tus suaves plumas que están flameando, sintiéndose rejuvenecidas, ya que al fin entendiste cómo usarlas. Comprueba que tan cierto es lo que dicen sobre lo hermoso de poder volar. No te olvides de agitarlas con fuerza, pues tu empujón inicial no fue muy bueno y ya se acabó su impulso, no te preocupes la próxima lo vas a hacer mejor. Además, estamos en una altura elevada ya casi no se distinguen los arboles del suelo, en este punto a cualquier principiante le costaría encontrar el rumbo. Debes, enderezarte en forma horizontal, estamos llegando al lugar ¡Muy bien hecho! Viéndote así, puedo decir sin dudas que ya dominas el arte de volar porque lo estás haciendo muy bien. Así que vamos un poco más cerca del suelo, solo dirigí tu pecho pardo y emplumado hacia abajo, pero aletea, no dejes de aletear, porque vas a sentir que algo roza tu cuerpo, son las ramas verdes de las araucarias alrededor, no te preocupes lamentablemente son sólo algunos pocos que quedan de pie. Ahora, mira en el agua cristalina de este manantial debajo de nosotros, se puede distinguir un ave de alas azules que se funden en el viento y ojos plateados brillantes como la luna en cuarto menguante ¡Ese soy yo! Junto a un enorme Águila parda, con pico negro y alas color nube, que si sigue avanzando sin precisión va a zambullirse espantando a los peces que nadan serenos ¡Ese sos vos! ¡Así que, corregí tu vuelo rápido hacia la costa! No querrás empaparte ahora pues te dificultará para continuar con tu aleteo. Además, ese arroyo está helado, saldrías convertido en un témpano.

14 de Febrero de 2003 01:06hs

Fausto:

Esta mañana decidí que mi vida no podía continuar de la manera que se venía desarrollando. No duermo durante varias noches, incluso, en este momento estoy con insomnio ya que las pastillas recomendadas no hacen efecto y hasta comienzo a hablar con mi gato que me mira de reojo sospechando que me estoy volviendo loco. Solamente espero que no responda a mis preguntas porque si lo hace, yo mismo llamo al tío Luis para que me encierre junto a él en un manicomio. En fin, hoy luego de leer mis notas anteriores copiadas en la computadora de la oficina me dispuse a buscar respuestas, pues los estudios me habían demostrado que no poseía enfermedad alguna que me trastorne a tal grado de alucinar tanto. Así que me levanté y bajé las escaleras. Todos los empleados me miraban, como mirando el espectáculo de un enfermo mental escapado de su albergue. Les grité que se pongan a trabajar a esa manga de vagos, pero parecía que ya nadie me respetaba como lo hacían antes, ni siquiera el nuevo. Así que lo llamé delante mío para decirle que estaba despedido, así como todos los que trabajaban junto a él porque no necesitaba a nadie, ya que la empresa podía moverse solamente con mi presencia. Porque mi dependencia hacia otros, murió cuando mi madre se murió de tristeza. De pronto, llegó Adalberto haciéndome callar, dándome órdenes frente al gentío para que salga de mi propia pastera.

Kamu telah mencapai bab terakhir yang dipublikasikan.

⏰ Terakhir diperbarui: Feb 06, 2019 ⏰

Tambahkan cerita ini ke Perpustakaan untuk mendapatkan notifikasi saat ada bab baru!

La flor del papiroTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang