Capítulo 6: Un Príncipe En Mi Casa

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Él se cruzó de brazos.

—Bueno, al menos yo decido ser de esa forma con las personas y puedo cambiarlo si quiero, pero tú lo tienes como defecto natural.

—Claro que no —Me defendí cruzándome de brazos también.

Al diablo su estúpida tregua.

—Claro que sí.

—¡Que no!

—¡Que sí!

—Que no

—Que sí

—Ya dije que no.

—Mierda, Gnomo... que sí —Exclamó casi gritando.

Parecíamos dos niños peleando por un juguete.

—Bien, ya basta. Me cansé de pelear contigo por nada — Murmuré.

Suspiró igual que yo y se volvió a sentar en el taburete de la barra. Ni siquiera me había dado cuenta de que se había puesto de pie. Se pasó una mano por el pelo. Tomé uno de los vasos de limonada y lo puse frente a él, para luego tomar mi propio vaso. Los dos bebimos en silencio.

—Es obvio que ser amable no es lo tuyo... ni tampoco lo mío. No quiero pelear contigo es cansado y sin sentido —Expliqué sonando cansada.

—Solo por esta vez Gnomo, tienes razón — dijo con el mismo tono que yo.

Otro silencio se formó en la habitación. Era obvio que a él tampoco le gustaba la situación, es decir, nos acabamos de conocer y ya andamos como perros y gatos, es más, ni siquiera nos conocíamos. Lo único que sabíamos del otro a ciencia cierta eran nuestro nombre y nada más.

—No creo que seas estúpida — dijo Dylan sacándome de mis pensamientos.

—¿Qué? —pregunté un poco confundida.

—Vamos Gnomo, no me hagas repetirlo — dijo

Sonreí. El ambiente empezaba a hacerse ligero después de sus palabras.

—Perdón, creo que escuche mal ¿Qué dijiste? — Cuestioné intentando retener mi sonrisa.

Dylan hizo una mueca.

—Dije que no creo que seas estúpida ¿contenta?

Negué con la cabeza.

—Di que soy más inteligente tú.

—No abuses —Fue su respuesta.

Sonreí y me encogí de hombros.

—Bien, sabes que es así de todos modos. Vamos a terminar el ensayo.

Antes de salir de la cocina tomé un bowl con manzanas que había sobre la barra y luego guie a Dylan a la sala. Me alejé un momento para ir por mi laptop a mi habitación y luego regresé para empezar a redactar el dichoso ensayo. A pesar de nuestra "tregua" no pudimos evitar tener pequeñas discusiones sobre que poner en el ensayo o en que sitios de internet buscar; incluso tuvimos una discusión por las manzanas que estaba comiendo: primero Dylan se enojó por que dijo que yo no ponía atención por comerlas, luego por que comía demasiadas, después por que no le invitaba, más tarde yo me enojé por que él no ponía atención por comerlas y por ultimo por que él se las había acabado todas.

—Te odio — le dije haciendo un pequeño puchero sin poder evitarlo.

Él soltó una pequeña risa sin quitar la vista de la laptop. Estaba escribiendo el ensayo y yo estaba sentada a su lado mirándolo con reproche. El muy maldito se había acabo mis bellas y deliciosas manzanas aun sabiendo que eran mi debilidad. Ahora tendría que ir a la tienda a comprar más manzanas porque en la cocina solo quedaban esas tontas peras.

Tentación - En proceso de correcciónWhere stories live. Discover now