Capitulo 13. Ninguna esponja de baño podrá quitarle la suciedad que siente.

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—Qué te parece si traes la cesta de comida mientras yo coloco la sombrilla —Dice el alfa mientras se acerca a la cajuela y posteriormente saca una sombrilla de playa, son las 3 de la tarde, el sol apenas y brilla atreves del cielo nublado, pero nunca está de más cuidarse de los rayos de sol.

Extiende la sombrilla y la encaja en la arena a casi un metro de profundidad, así la sombrilla no se moverá para ningún lado ni será arrastrada por el viento.

Una pequeña sábana delgada es colocada en el suelo, Decker le pone unas cuantas piedras en las esquinas para evitar que se levante y eleve tierra.

—El cocinero tuvo la amabilidad de preparar ensalada, sandwiches, bebidas y pastelitos para nosotros —Deja la cesta sobre la sábana y se sienta.

Decker hace lo mismo, pero más alejado de ella, como si deseara no estar cerca de la chica, perdido en sus pensamientos, actuando solo por inercia.

Se ve como alguien triste y pensativo.

—¿En serio estás bien con este matrimonio?

—Si, supongo que si —Y su pecho punza de dolor. Por más que se ha alejado, no puede evitar sentir las emociones que siente Max, el lazo lo está torturando, lo hace sentir un terrible vacío emocional, que cree que morirá.

Los sentimientos que percibe a través del lazo, son un fragmento de lo que está sintiendo Max, así que instintivamente, no puede evitar pensar que la soledad que su pareja siente le podría provocar la muerte. Es un sentimiento tan pesado, que lo hace querer llorar.

Está arrepentido...

—Di "ah" -Exclama la chica mientras le acerca un triángulo de sandwich de jamón a la boca, Decker no se niega, sabe que sería muy grosero de su parte rechazarla, así que no lo piensa mucho y abre la boca y muerde la punta del sandwich.

—Te traje un presente —Decker mete su mano en la pequeña bolsita de su short y saca una pequeña cajita color negro con un listón blanco —Fui a comprarlo en cuanto supe que vendríamos, espero te guste

Roxana toma la cajita, cuando la abre, puede ver qué hay una delgada pulsera color oro, tiene una pequeña flor blanca como adorno principal, no puede evitar sonreír de oreja a oreja y agradecer infinitamente

—¡Me encanta, me encanta, me encanta! —Exclama muy emocionada mientras saca la pulsera de la cajita —¿Me puedes ayudar a ponerla?

—Claro —Al principio batalla un poco, sus dedos gruesos un tanto húmedos le impiden sostener los broches de la pulsera, y después de tanto batallar y sudar frío, al fin la logra enganchar, le queda un poco grande, pero se le sigue viendo fantástica.

—Me encanta, gracias —Y la felicidad ajena no es suficiente para calmar su corazón herido. No sintió nada al darle la pulsera que Gabriel, el viejo sabio le había comprado para enviársela, sabía que Decker jamás tendría un gesto amable como ese, así que ciertas personas del consejo, se están encargando de mover los hilos y juntarlos.

Es tan tedioso...

Para las ocho de la noche los mosquitos salen en enjambres y picotean todo a su paso, el repelente ya no es suficiente para alejarlos, así que deciden irse, guardan todo en la camioneta, cambian su ropa mojada y se van.

Las nubes oscuras cerca de la costa les hacen saber que una tormenta está por venir, así que se apresuran a llegar a la mansión, llevan una velocidad de 80 km/Hra, Roxana está bebiendo un refresco en lata y Decker conduce sin despegar la mirada del frente.

Sabe que debe volver y tratar de disculparse, intentar arreglar las cosas, pero por su mente no dejan de rondar las palabras de Max "Si lo haces, jamás te perdonaré" esa frase le pone la piel chinita, y su mente no puede dejar de reproducir los gritos de dolor y súplica, es como estar en el infierno, su mente lo castiga y lo tortura buscando atormentarlo.

¡No Me Lastimes!Where stories live. Discover now