- ¿Uh? – Jimin alzó las cejas en sorpresa.

- En una c-cita... - concluyó, mirando atentamente la reacción del contrario, quien abrió sus ojos como nunca.

- ¿Q-qué? – tartamudeó, tentado a pellizcar su brazo, para comprobar que no estaba imaginando aquello - ¿Por qué? – dudó.

- Dijiste que seguías mi consejo – explicó el mayor – Teniendo tantas citas como pudieras... Y ya que sólo falto yo... te estoy ayudando a aclarar tus sentimientos.

Jimin se mantuvo en silencio, sopesando todo lo que ocurría a su alrededor, aún algo incrédulo.

- ¿Es en serio? – cuestionó.

- ¡Yah! ¿Cuántas veces tengo que repetirlo, mocoso? – dijo algo exasperado - ¡Te espero mañana temprano! ¡No vayas a quedarte dormido! – añadió, para luego marcharse, caminando con soltura, como solía hacer.

Una sonrisa tiró de uno de los lados de la boca de Suga, mientras dejaba al chico de cabello naranja completamente perplejo a sus espaldas. Tal vez no había sido la forma más ortodoxa de hacerlo, pero él era Min Yoongi, después de todo.

~o~

El silencio que se había formado entre ellos desde esa mañana era incómodo, al punto que se podía cortar con cuchillo. Como amigos, habían salido miles de veces en el pasado, pero por alguna razón, aquel día no se sentía como nada que hubiesen hecho antes. El elevador indicó que estaban en el primer piso, por lo que ambos salieron al exterior, manteniendo una absurda distancia entre ellos.

Jimin quería romper la tensión con alguna broma o algún comentario ingenioso, sin embargo, su cabeza estaba en blanco, cohibido totalmente con la presencia de su hyung, quien lucía realmente apuesto ese día, además de oler increíblemente bien. No podía pensar en nada más. Por su parte, Suga estaba distraído, mirando de reojo como el pelinaranja relamía sus labios cada tanto, o acomodaba su cabello hacia atrás con una mano, dejando ver su frente adornada por sus pequeños lunares, y su cuello expuesto.

- Llegamos – informó, después de que viajaran por un rato en total silencio.

- ¿El cine? – murmuró extrañado Jimin.

- Sí, vamos – Yoongi aprovechó el letargo del menor, para coger su mano y guiarlo al interior del lugar, muy satisfecho de poder tener por fin un pequeño contacto con él.

La sala de cine estaba prácticamente vacía, por ser apenas las 10 de la mañana, y el mayor agradeció eso profundamente. Se acomodaron en la parte más alejada, teniendo una perfecta vista de la pantalla. Las luces de emergencia se apagaron cuando la imagen se proyectó frente a ellos, y entonces, Jimin supo que aquello no sería fácil para él.

Sus curiosos ojos no dejaban de admirar el perfecto perfil de su hyung, que se iluminaba sólo por la luz proveniente de la pantalla. Era tan hermoso, sus labios finos y rosados, sus ojos felinos, las gruesas y abundantes pestañas que casi rozaban sus mejillas pálidas en cada pestañeo que daba... y su cabello; cuantas veces Jimin no había fantaseado con enredar sus manos en aquellas hebras azabaches...

De improviso, Yoongi volteó a verle, atrapándole en el acto. Sus ojos oscuros se ampliaron en sorpresa, notando el sonrojo del menor, incluso en la oscuridad. Mantuvieron sus miradas por una indeterminada cantidad de tiempo, sin saber que decir o qué hacer, hasta que Jimin no soportó la fuerza de su mirada y bajó la vista a su regazo, quitando pelusas inexistentes de su ropa, volviendo a mirar la pantalla, aun con el rostro ardiendo de vergüenza.

Yoongi lo observó un momento más, ladeando su cabeza, curioso.

Para Jimin, la hora y media que duró la película, fue una tortura. Cada vez que intentó sacar palomitas, sus dedos se encontraron con los del mayor, cuando intentó mirarle a hurtadillas, sus ojos lo atraparon. Su cuerpo entero se sentía electrificado, atraído hacia Yoongi, siendo incapaz de evitarlo, rozando su brazo con el de su hyung. Simplemente, quería estar cerca de él, no sólo como amigos.

7 DATES [YoonMin]Where stories live. Discover now