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Cada día, durante seis meses enteros, Jaebum se encargó de tratar con el máximo cariño y respeto a YoungJae. No sabía si se debía a que había pasado demasiado tiempo solo y necesitaba a alguien, o a que YoungJae era indudablemente especial.

El pelirrojo no tenía trabajo estable, y había pasado ya una semana desde que lo despidieron del anterior. A YoungJae le asustaba preguntar las razones, pues desde que comenzó a convivir con humanos le quedó muy claro que no debía entrometerse en sus asuntos.

—Ah... Ya no soporto esto — YoungJae lo escuchó quejarse.

—Hum... Hyung... — el híbrido se había acostumbrado a llamarlo así — ¿Qué está bebiendo? — preguntó temeroso al ver la lata en sus manos. Le traía muy malos recuerdos. Varios de sus antiguos dueños, después de beber una de esas latas, comenzaban a insultarlo, algunos incluso las lanzaban a su cabeza.

—¿Ésto? Es una gaseosa, pequeño. ¿Quieres un poco? — YoungJae negó rápidamente y Jaebum sólo rio — No es alcohol, no me gusta.

—De todos modos... ¿Por qué está así?

—Perdí mi trabajo hace una semana, y no he logrado encontrar otro.

—No lo entiendo... ¡Hyung es muy genial y puede hacer todo! — Jaebum soltó una risita enternecida.

—Bueno... Fui despedido por algo muy bobo, ¿sabes? Soy algo diferente al resto de los chicos.

—¿Qué es? ¿Es porque Hyung sí huele bien? — el pelirrojo soltó una gran carcajada y negó.

—Es porque soy un chico al cual le gustan los chicos.

—¿Eh? ¿Dónde está el problema? — Jaebum suspiró con una pequeña sonrisa y se encogió de hombros — ¡Ah, Hyung! El otro día mientras sacaba la basura encontré esto. Decía algo de... Un restaurante, y una vacante. Tenga — YoungJae buscó algo en el bolsillo de sus pantalones y lo estiró hacia Jaebum.

—¡Buscan empleados! — leyó un poco más el folleto y sonrió — Gracias, YoungJae. Iré mañana mismo a ver si me aceptan — el mayor levantó su mirada y se encontró con la preciosa y radiante sonrisa del rubio. Era la primera vez que lo veía sonreír de esa manera, y se sintió profundamente afectado.

A la mañana siguiente Jaebum salió muy temprano para postularse al trabajo que el pequeño híbrido había encontrado para él. Le parecía extraño que jamás había oído sobre ellos, o tal vez no buscó lo suficiente.

Apenas llegó, un ambiente cálido y lleno de amor lo inundó por completo. Habían muchas personas sonrientes y el que parecía ser el jefe lucía muy amable, y en realidad no estaba equivocado. Jaebum entregó su currículum, aunque le dijeron que no sería necesario, pues estaban muy necesitados de un nuevo empleado.

El pelirrojo pensó que lo mejor sería dejar las cosas claras desde un principio, así que reveló en ese instante su orientación sexual, a lo que el dueño respondió algo tan simple como: ¿Es ese un problema?. Sintió sinceras ganas de llorar, ¿cómo es que no los había encontrado antes?, se preguntó nuevamente

Comenzaría a trabajar el día siguiente, por lo que agradeció mil veces al amable hombre que lo recibió y luego regresó a su hogar.

—¡YoungJae, ya llegué! Me dieron el trabajo, el dueño es muy amable y... ¿YoungJae? — el híbrido no llegó corriendo hacia él como otras veces.

Notó que su casa estaba demasiado limpia y ordenada, además un delicioso aroma llegaba desde su cocina. Se dispuso a caminar hasta ahí para saber de que se trataba, pero un pequeño suspiro lo interrumpió.

Oh no... [2Jae] [Two-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora