Capitulo 1: "Un nuevo comienzo"

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─¡Irina! ─el grito de una voz chillona taladro mis oídos.

Joder, como deseo ahorcarla.

─Ya cállate Cristina ─la mire enojada. 

¿Porque no despertaba por los pájaros o algo así? No, yo despertaba por los gritos de mi sonsa hermana o por sus estridentes tacones resonando en mi habitación.

─Buenos días hermanita ─sonrió a lo que yo la fulmine─. Te espero en diez minutos, hay que ir a la escuela ─me guiño el ojo y salio de mi habitación.

Mis manos comenzaron a masajear mis sien intentando calmarme, hoy no puede ser tan mal día ¿O si?. Baje de mi cama asqueda de la vida y a penas son la 7.

Al salir del baño me cambie con unos jeans ajustados negros, me puse una musculosa gris y encima una chaqueta de cuero, me calze unos zapatos negros y ate mi cabello en una coleta alta, tome mi mochila y salí de mi "habitación".

─Buenos días ─murmure al entrar a la cocina y ver el cuadro de "familia perfecta".

Un castaño a la cabeza "mi padrastro" a su lado una rubia alta "mi madre" luego un chico de unos quince años "mi medio-hermano" y otra rubia, mejor conocida como la chica que arruina mis mañanas.

─Buenos días Iris ─dijo Marie "mi muy amada" progenitora─. vamos toma asiento a penas empezamos el desayuno ─volvió a sonreír.

Iug. Demasiado empalagosa.

Me senté y comencé a comer. Puse los audífonos a mi ipod y me desconecte. Es mas fácil que seguir el hilo de sus superfluas conversaciones.

Hace tres meses, antes de verano, decidí tener un tiempo de tranquilidad, por primera vez dejar de ser la chica que las madres no quieren como amigas de sus hijas o a la que los chicos le temen, decidí darle un poco de paz a mi padre, además de un muy merecido descanso de mi y eso solo lo lograría estando en un lugar diferente.

Cambiar suele ser difícil mas si no sabes a lo que en realidad te enfrentaras; mis padres se divorciaron cuando yo tenia un año, Cristina para ese entonces ya tenia tres, "mi madre" se fue para "cumplir sus sueños" y eso parecía meritar dejar a su familia, que fue lo que hizo.

Papa nos crió con mucho esfuerzo, me refiero a que siempre estuvo con nosotras por mas negocios que tuviera, cinco años después a mis seis mi madre volvió a aparecer casada y con un hijo, dijo que quería pasar tiempo conmigo y con Cristina, mi hermana de inmediato decidió irse con ella yo preferí quedarme con papa quien me crió... hasta ahora.

Hace un par de meses decidí que debo dejar de meterme en problemas, pero intentándolo he fracasado, así que mi mejor idea fue ir a un lugar donde nadie me conoce, cambiar de aires.

La camioneta negra que nos lleva a  la escuela avanzaba entre una esquina y un montón de adolescentes en grupo caminaban por la calle lo que me hizo suponer que ya estoy cerca.

Con Cristina no he convivido mucho, pero la conozco, como me conozco a mi, tal vez no hemos vivido juntas, pero si hemos tenido el suficiente tiempo junto a la otra, por su ropa presumo que es la típica chica plástica de la secundaria el prototipo de soda light y ensaladas. Cualquiera puede presumir eso, y no es erróneo. 

La camioneta disminuyo la velocidad y una gran edificación se poso ante mis ojos.

Con apariencia de escuela antigua la edificación frente a mi tenia el toque clásico de ladrillos y césped. NO ME GUSTA.

No puedo decir que asistía a una súper escuela lo máximo porque mi ultima parada fue una escuela católica, pero tampoco puedo decir que esto se ve mejor.

Mi puerta se abrió y el chófer me ofreció su mano yo la tome y le sonreí agradecida.

─No me hagas pasar vergüenza ─la voz un poco chillona de Cristina irrumpió en el hermoso sonido que lanzaba el audífono directo a mi oído.

─Entonces no te me acerques ─dije con frialdad y me dispuse a caminar por el césped a la cárcel. 

Camine decidida a la entrada, no necesitó una rubia teñida que me este diciendo que hacer y que no y eso es precisamente Cristina.

Sentí el resonar de mis zapatos contra la baldosa de la entrada todo estaba un poco vacío, supongo que aun es temprano.

─Cuidado ─el grito de alguien me puso alerta y me agache evitando que un libro impactara contra mi rostro. 

─Lo siento ─saque uno de mis audífonos y mire al castaño frente a mi─. Es que estábamos jugando ─a su lado se paro un rubio de resplandeciente de ojos verdes.

>>No te había visto antes ─prosiguió el castaño─. Soy Sam ─me ofreció su mano y yo la estreche─ Él es Keith.

─Iris.

─¿Eres nueva? ─pregunto el rubio.

─Umnhh si, ¿De casualidad sabéis donde esta la oficina de la directora? ─pregunté y note mi fuerte acento resonar en cada palabra que dije.

─Si, sigue derecho ─señalo un pasillo ya un poco lleno, ugh ya se llenan los pasillos de adolescentes revoltosos. 

─Gracias ─sonreí-

─Okay, luego nos vemos ─dijo el rubio y yo asentí.

Mire mi ipod y me distraje en buscar una canción mientras seguía la indicación de seguir derecho para llegar a la oficia del director, hasta que mi marcha se interrumpió porque choque con algo o alguien.

─Lo siento ─dije y levante la cabeza de mi móvil, frente a mi se encontraba un un pelinegro de hermosos ojos azules.

─ Disculpa ─murmuro con una voz grave y sexy que derretiría a cualquiera. 

El chico frente a mi era perfecto material para decir: "Parece un Dios Griego"

Uh. Definitivamente si, quizá esta escuela no sera tan mala después de todo. 

IRIS GRIS...Where stories live. Discover now