capítulo 4.

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—te lo diré una vez más — escuché la voz de uno de ellos. —esa chica es muy importante, suéltala— no supe reconocer quien hablaba, pero no era Valentino.

—una vez que la tenemos amordazada y callada ¿Quieres que la suelte?— preguntó otro. Yo tratara de mirar a través del pañuelo que tenía en los ojos pero no podía.

—nuestro deber no es atar ni amordazar inocentes— habló el anterios.

—casi mata a nuestro mentor— habló, cerré mis ojos con fuerza cuando escuché pasos.

—se puso alerta por qué vio la misma insignia que tú le quitaste— uno de ellos me quito el pañuelo que tenía en mis ojos y yo los abrí lentamente, levanté la mirada y los vi a los tres, junto con dos mujeres que estaban al cada lado de ellos. Un escalofrío paso por mi espalda.

—¿Y ustedes?— susurré mirándolos, no veía sus rostros, estaban algo lejos de mi, pero rápidamente se acercaron.

—en cuanto vuelva a hablar, le cortó la garganta— amenazó uno de ellos sacando una navaja.

—nadie le cortará nada a nadie.— para mí suerte Valentino entro al cuarto y se agachó. —la mia bambina, espero que no te hayan hecho nada malo— me comunico a lo que yo negué. —puedes hablar.

—¿Dónde está mi madre?— pregunté mirándolo.

—le dije a tu madre que te llevaría a tú casa luego de cenar—asintió mientras me quitaba unas cuerdas de las muñecas. —¿Por qué la han atado? Les dije que la llevarán a la habitación, no que la ataran y la tratarán como un perro.

—lo siento mentor, la cosa se puso algo brusca subiendo hasta aquí— habló y miró hacia el anterior joven que ahora estaba cruzado de brazos, Valentino nego y me miró.

—¿reconoces a alguno de ellos?¿Alguno te suena?— preguntó, yo miré a los tres.

—Si. El apareció en mi casa el primer día que llegué— señalé al joven que estaba en el medio. —el trato de matarme— señalé al otro. — y ese es quien me quito la insignia y trato de besarme— hablé, una risa se escuchó en la habitación y miré a una de las chicas.

—lo siento, lo siento— tomo el libro que anteriormente tenía yo, a lo que me sorprendí.

—ese libro, es mío ¿Donde lo encontraste?— pregunté mirándola, a lo que ella me miró y luego al libro.

—oh, estaba tirado el el suelo del sendero, viniendo para aquí lo encontré y lo agarré— explicó y me lo dió en la mano, sonreí.

—gracias— le sonreí levemente y miré el libro. —pensé que lo había perdido, no es mío— solté una risita.

—es de tu bisabuela, lo sé— asintió y yo extrañada miré el libro, mi cabeza tenía una sola pregunta y era ¿Cómo sabían todo? Levanté la mirada.

—¿Cómo saben? ¿Qué está pasando? ¿Por qué me siguen?— hablé a lo que Valentino tomo mi mano y sonrió cuando lo mire.

—è difficile— susurro Valentino y acarició mi brazo. —tus antepasados dejaron la vida de tu familia y la tuya en manos de todas las cosas que han hecho— habló.

—¿Eran malos o algo así?— pregunté extrañada.

—al contrario, ellos eran los buenos, pero murieron como traidores— habló, yo lo miré levantando mis cejas. — solos, desterrados, odiados, mia madre— negó levemente y me miró.

—esa mujer no está entendido nada de nada— habló uno de ellos, levanté la mirada y fruncí el ceño.

—claro que entiendo— respondí mientras esté desviaba su mirada, y yo volvía mi vista a Valentino.
—¿Podrías explicarme qué es lo que está pasando?

El Legado.Where stories live. Discover now