① SHOUT OUT TO MY EX ─ tom holland

━ NERVOUS

Emma estaba nerviosa. No era por lo que sus amigos o familia dirían, ni siquiera se le había cruzado por la cabeza qué dirían los medios, ella en verdad estaba nerviosa por ver a su ex novio por el simple hecho de que la última vez que se vieron no había resultados demasiado bien.

Ni siquiera sabía cómo había aceptado la propuesta o cómo había pasado, se supone que solo estaban hablando de que él tenía que ir a Los Angeles a hacer algo y terminaron quedándose de ver en un Starbucks cerca de donde Emma grababa This Is Us. 

—Sigo preguntándome por qué aceptaste en primer lugar.

—No sé, Shawn, lo tengo todo muy borroso.

—No me digas que estabas borracha cuando aceptaste.

—Ja, ja, que divertido —Emma rodó los ojos—. Lo que sea. Lo único que puedo pensar es en esa canción tuya para el nuevo álbum.

— ¿Nervous? Emma, estás sacando la canción de contexto —dijo Shawn al otro lado de la línea—. Esa canción la escribí específicamente recordando cómo me sentí la primera vez que salimos.

—Shawn, en primer lugar no te gusto; en segundo lugar la primera vez que salimos ni fue domingo ni estábamos en una cafetería.

— ¿Estás juzgando mi escritura?

—No.

— ¿Estás diciendo que no me gustas?

—Shawn.

—De acuerdo —dijo el canadiense soltando una carcajada—, ¿ya llegaste a la cafetería?

Emma se plantó frente al local: —Sí.

—Buena suerte, Em —habló él—. Llámame si me necesitas.

Y sin dejar que ella dijera algo, colgó la llamada.

La rubia inhaló profundamente antes de entrar a la cafetería. No podía ser tan malo, ¿qué podría pasar? Se supone que se llevaban bien y esto no podía ir peor que en el convierto de Little Mix, ¿verdad? Oh, Dios, era una malísima idea. Emma podía darse la vuelta y mandarle un mensaje a Tom inventando alguna excusa del por qué no apareció, sí sonaba como un buen plan. La chica asintió un par de veces antes de dar media vuelta dispuesta a irse pero entonces alguien la llamó por su nombre.

Mierda.

—Hey, Thomas —respondió Emma girando sobre sus talones.

Tom Holland estaba sonriéndole con dos cafés en las manos listos para ser consumidos.

Él tampoco la había pasado muy bien en sus minutos solo en la cafetería, se preguntó muchas veces si era buena idea esto de salir en un lugar público con su ex novia porque la última vez que se habían visto lo que inició como algo inofensivo terminó convirtiéndose en una gran pelea.

¿Y si terminaban peleándose también?

Harrison le dijo que no fuera idiota cuando le mandó un mensaje exponiendo sus dudas, Tom le dijo que no era idiota sino que era un sobreviviente.

Su mejor amigo lo llamó exagerado.

Así que después de eso se tragó todas sus dudas y se formó en la fila para ordenar el café que le gustaba a Emma y otro a él. Caminó a buscar una mesa vacía para los dos cuando le entregaron el café y ese momento fue cuando vio a Emma darse vuelta para marcharse y soltó un suspiro de alivio.

Al menos no era el único que tenía miedo.

—Ibas a irte.

—Claro que no.

—Sí —dijo Tom—. Te conozco, Emma.

La rubia frunció el ceño: —Lo siento.

El británico se encogió de hombros.

—No te preocupes —dijo—. Yo también estoy nervioso.

—No estoy nerviosa —se defendió Emma, cruzándose de brazos, luego se relajó—. Estoy aterrada.

La voz que ella había usado le causó gracia al muchacho.

—No te rías, tarado. Ni siquiera nos hemos sentado y la gente ya está viéndonos.

—Quizá es porque eres un humano muy pequeño y parece que te está dando una crisis nerviosa.

Emma parpadeó con lentitud como si de esa manera estuviera reprendiendo a Tom por su no tan gracioso comentario, él solo alzó sus palmas en son de paz pero en realidad ni siquiera las pudo enseñar porque seguía agarrando las dos bebidas, la chica tronó la lengua.

—Oh, déjame ayudarte con eso.

—El de la izquierda es el tuyo —le dijo Tom—, Caramel Macchiato con leche de almendra. Asquerosa, por cierto.

—Supéralo, Thomas.

Él le extendió el café a la muchacha y ella se lo agradeció. Con la mirada escanearon la cafetería en busca de un lugar libre y al encontrarlo se dispusieron a caminar hacia él cada uno rogando que su salida casual no saliera tan mal como ellos esperaban.