capítulo 1.

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Canadá, aeropuerto de Toronto.
9.30 AM.

Despertarme temprano nunca se me había dado bien. Siempre tardaba, me daba flojera tener que levantarme y así eran todos mis días para ir a la universidad o bueno, cuando iba. Hacía ya dos semanas que mi madre había decidido que iríamos a reclamar algunas cosas de mi bisabuela. Y con esto me refiero que para eso deberíamos viajar a Italia, pero no a una de las grandes y hermosas ciudades de la bella y extensa Italia. De hecho el lugar donde íbamos a ir era..

—¿Nesso?— pregunté mientras miraba a mi madre. —¿En dónde queda eso?— volví la vista hacia el
mapa.

—Lombardía. Es un pueblito muy lindo. De pequeña iba siempre con tu abuela— me comunicó con una pequeña sonrisa en sus labios, mientras que con sus ojos miraba un punto fijo en el techo.

—¿Por qué dejaron de ir?— pregunté mientras nuevamente levantaba mi miraba del mapa. Note como la sonrisa de mi madre desaparecía.

—las cosas cambiaron y la familia se quebró— soltó mientras se levantaba y me miraba. —ire al baño, estate atenta, nuestro vuelo no tardará en salir y debemos ser puntuales ésta vez— me señaló y camino para perderse entre la multitud, me levanté agarrando mis cosas y mire mi reloj. Anteriormente habíamos perdido el avión por eso mismo esta vez hemos llegado mucho más temprano al aeropuerto.

Mientras esperaba a mi madre miraba las cosas en mi celular, los mensajes, las redes sociales, nada interesante. Sólo eran despedidas y deseos de buena suerte que te dedican tus amigos. Tomé mis auriculares  posicionandolos en mi cuello y conectando los mismos al celular.

—¿Ya estás lista?— escuche la voz de mi madre, a lo que guarde el móvil y la mire.

—Nesso, ahí vamos— comenté sonriendo levemente. Escuchamos el aviso que salía de los parlantes del lugar. Nos miramos y tomamos nuestras cosas, mi madre salió caminando rápidamente y yo me quedé atrás con el bolso más pesado, suspiré, acomode el pesado objeto en mi espalda y camine intentando no perderla de vista.

A los minutos ya estábamos abordando el avión. Antes de subir cerré los ojos y respire profundo, quitando o intentando perder todo temor, odiaba los aviones más que estudiar y subirme a uno era peor que tener que rendir matemática sin haber practicado antes. Al entrar y sentarme junto a mi mamá sentí realmente una sensación de terror.

—¿Pasa algo Aixa?— me pregunto extrañada por como tomaba levemente mi pecho sintiendo mi corazón.  —¿Necesitas algo?— preguntó nuevamente a lo que yo solo negué y sonreí levemente.

—no te preocupes, todo está bien mamá, solo fue el miedo, ya sabes cómo me pongo con los aviones— le comenté y ella asintió tomando mi mano. La miré mientras con mi otra mano colocaba un auricular en mi oído y buscaba alguna canción para calmarme y dormir en esas horas, era lo mejor que podía hacer para evitar sentir pánico. Cerré mis ojos y simplemente deseé dormir de la forma más profunda que un ser humano podía.

Pero, abrí mi ojos, extrañada miré hacia todos los lados, estaba en el avión y no había nadie ahí, mi cabeza comenzó a formular muchas preguntas al mismo tiempo. Mi pánico comenzaba y sentía mi corazón a mil, mis manos comenzaron a temblar mientras yo me levantaba de mi asiento mirando a todos lados.

—¿hola?— hablé intentando calmarme para camina por el pasillo del mismo buscando rastro de alguien. No había absolutamente nadie, y para mí mala suerte mis piernas también temblaban.
Camine hacia la cabina donde se suponía estaría el piloto con los copilotos.  —no puede ser— susurré para mí misma al ver que no había nadie, sentí una mirada en mi, me gire.

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