10. Jaemin

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Cher If I Could Turn Back Time

Era como un sueño de una noche de verano...

Eso fue lo primero que vino a mi mente al verle sentado a mi lado, sonriente, contándome sobre el último juego de basquetbol que había visto. Jeno podía ser un estallido de emociones en menos de veinte minutos, de estar martirizado por lo mal que estaba esto, pasaba a tratarme como si nunca nada hubiese dolido, como si fuésemos los mejores amigos disfrutando una noche lejos de casa. ¿No hacía yo lo mismo?

Le observé, porque siempre le había estado observando. Algunas personas iban con el viento y otras se desviaban un poco. Por fin comprendí que Jeno deseó por mucho tiempo ser de esas que se movían con la corriente; odiaba lo que sentía, odiaba cada minúsculo segundo en que le descubría observándome. En cambio, tal vez por desgracia, fui del segundo tipo y no quise cambiar: siempre me gustó vivir lo que me hacía sentir, siempre quise que durase un poco más.

Y era tonto, pero ahora mismo, me sentí como la jodida cenicienta. A las doce el juego terminaría, dejaría de ser el chico al que mira y él volverá a adentrarse en el mar, a seguir intentando ir con la marea. Me dejaría atrás, porque estaba en mi naturaleza ir en contracorriente.

Eso estaba bien.

Éramos lo que éramos.

—Vayamos allí —dije al ponerme de pie.

Había un pequeño bar metido entre algunos otros negocios. Las luces encandilaban a quien pasase por el lugar, me encandilaron a mí. Y aunque nunca fui de los que se van a fiestas pensé que esto lo detendría un poco más. Diablos, en serio quería retrasar el desencuentro.

—¿Por qué? —Jeno miró rumbo al bar, sus ojos negros me parecieron interesantes incluso la primera vez que le vi.

Admitiré aquí y ahora que temí en un principio, mamá dijo una vez que los niños tienen ojos felices, Jeno siempre tuvo ojos tristes.

Saqué la lengua queriendo pelear un poco, ¡me gustaba tanto pelear con él! No las peleas a las que nos habíamos acostumbrados en este último tiempo, esas donde las emociones reprimidas explotaban y estallaban sobre los dos como un millón de confetis. Estas peleas eran las que me gustaban, como dos aliados cuyos corazones afines se encuentran en las pequeñas cosas infantiles.

Alguna vez se lo diría.

No sabía cuándo, ni en qué universo, pero lo haría.

Diría: Jen, ¿no te has dado cuenta de lo que fuimos? tan solo dos niños perdidos en un mundo hipócrita donde festejan el amor, pero reprimen a quienes aman por no hacerlo de la forma 'correcta'.

Él sonrió.

Las luces de la feria enmarcaron el momento.

Un recuerdo que vendría a mi memoria cuando esta ya estuviese vieja y desgastada. Lo sabía, jamás lo olvidaría.

—Solo sígueme la corriente —Crucé la calle, jalando de su mano para que no me abandonase en el camino.

Pero entonces sus dedos apretaron los míos, tan fuerte que las yemas emblanquecieron. Me di cuenta de que él también tenía miedo.

Le mostramos nuestras identificaciones al hombre corpulento que se mantuvo cruzado de brazos.

Al entrar percibí que la realidad era diferente a lo que imaginé, mejor incluso. Un remix de If I could turn back time de Cher sonaba desde los parlantes, hacía retumbar el piso de madera y vibrar los pequeños ventanales que estaban sobre la barra. Una pareja joven bailaba sin respetar el ritmo de la canción, simplemente estaban existiendo uno contra el otro, ella tenía la falda corrida y él se reía cada vez que ella se detenía para acomodársela. Tuve la extraña intención de sentarme en un taburete y observarles hasta el fin de los tiempos.

Red - NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora