—No me importa— susurré y me largué antes de que se le ocurriera decir algo más.

Lo dejé en ese restaurante con su estúpida sonrisa de engreído y me   dolió...por alguna razón, me dolió.

Quizás extrañaba al Ken ingenuo, quizás extrañaba a la Malena Popular. No tenía idea.

Me dispuse a ir a la tienda en la que trabajaba Jake porque tenía ganas de verlo y decirle que yo no era novia de su repugnante primo. Sentía que debía aclararle ese tema, desde el  momento en que Ken había dicho sus tonterías en el partido de Voley.

Al llegar, la chica de la caja registradora me miró con amabilidad y le devolví el saludo. Luego me dispuse a buscar a Jake por toda la tienda.

Caminé por todos los pasillos y no logré encontrarlo, incluso la vendedora me empezó a observar con mucha atención, quizás pensaba que robaría algo.

Me asustó la idea de que pudo haber renunciado, porque no sabía en que otro lugar podía buscarlo.

—Buena chica— escuché una voz masculina al final del pasillo y luego una risita femenina.

Caminé, de forma disimulada, hacia el final del pasillo de productos de limpieza y me sorprendí al ver a una linda chica de cabello pelirrojo, es decir, ¿En qué momento había entrado a la tienda?. Pero algo llamó más mi atención, había un chico justo frente a ella, no podía verlo porque el cuerpo de la chica lo tapaba. Intenté asomarme un poco más por el gran estante de productos, pero no todo podía salir bien y claro.

Me caí.

—¿Estás bien?— exclamó un sorprendido Jake al verme tirada en el suelo.

—Sí...no te preocupes— me levanté avergonzada con las mejillas rojas.

La pelirroja me miraba por su hombro con algo de confunsión mientras que Jake me miraba algo preocupado y se acercaba a mi lentamente.

—Jennie, hablamos luego ¿Vale?— le ordenó a la pelirroja.

—Lo siento...no quería interrumpir— ¿O quizás sí quería?.

La chica que se llamaba Jennie se fue lentamente por el pasillo de golosinas y se perdió de la tienda. Mientras tanto yo acariciaba mi muñeca porque era la que se había lastimado con mi caida. Jake se quedó en silencio observando con atención mi movimiento de muñeca.

—¿No me dirás por qué nos espiabas?—soltó de repente y se me congeló la sangre.

Detuve mi movimiento de muñeca y miré a Jake a los ojos. Se veía divertido, incluso se reflejaba descaro en sus ojos verdes. Una sonrísa ladina se dibujó en su rostro y con un movimiento de ceja me dió a entender que esperaba una respuesta de mi parte.

—No los espíaba— rodé mis ojos y suspiré para calmar mis nervios.

Jake no era tonto, y al parecer tampoco creía en las coincidencias, así que, tenía que pensar rápido en una buena excusa que se pudiera tragar.

—Vine a comprar...y me tropecé— continué y me encogí de hombros.

Lo sé, esa había sido la excusa más estúpida y poco creíble que había dicho en mi vida.

—Estaba con Jennie viendo las cámaras de seguridad y noté que diste más de una vuelta por toda la tienda— su sonrísa se hizo más amplia— ¿Segura que no me buscabas?— se acercó descaradamente hacía mi y su rostro quedó a centímetros del mío.

¡¿Qué estaba pasando?!. ¡MALENA JONES! Debes controlarte.

Había ido a esa tienda para hablar con Jake, pero había olvidado que había cambiado el sentido del mundo por un tonto capricho, y por lo tanto, había olvidado la posibilidad de que Jake se haya convertido en un idiota.

Chicle, digo...¡Cliché! © (Completa)Where stories live. Discover now