Capítulo 2

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Yixing se levantó temprano, hoy era domingo por lo que tendría más trabajo que nunca. Al señor Kim le gustaba la puntualidad, un minuto tarde y le bajaba el salario, y Yixing necesitaba cada centavo de su paga.

El joven había estado viviendo en Yeonsu-gu* en los últimos 7 años, había terminado la preparatoria pero no había ido a la universidad para poder cuidar a su madre enferma. Con 16 años comenzó a trabajar como camarero en un bar.

Hacía dos años que la señora Zhang había muerto y Yixing aún la extrañaba. Ahora estaba más solo que nunca y había decidido ahorrar dinero para mudarse a Seúl, su ciudad natal, y entrar a la Universidad.

Después de haberse bañado, fue a la cocina y abrió el frigorífico buscando algo que comer. La leche se había acabado por lo que no podía comer cereales, ya no quedaban galletas y el jugo de naranja no lo llenaría. No le daba tiempo hacer tostadas y tampoco tenía mantequilla de maní para untarle, por lo que optó por comprar algo de camino al bar.

Tomó las llaves de la casa y las metió en su bolsillo, sacó la bici del garage y pedaleó rápidamente rumbo a su trabajo. Traía los audífonos puestos y tarareaba su canción favorita: Don't wanna cry de Seventeen. Su momento de fanboy fue interrumpido cuando su móvil vibró en su bolsillo. Yixing dejó de pedalear y contestó la llamada.

¡Lay!

¡Baek!

¡¿Dónde estás?!

A un kilómetro del trabajo, ¿por qué?

¿Ya desayunaste?

No.

Pásate por mi casa, una taza de café y una porción de tarta te alegraran el día.

No creo que pueda Baek, no quiero llegar tarde.

¿Estás de broma? Son las 7:10 am y tu horario de trabajo dice que comienzas a las 8:20 am. Tienes una hora y 10 minutos libres que pasarás conmigo además, mi casa queda a 20 metros del bar y yo también trabajo ahí tontito, por lo que te dejarás la bici en mi casa e iremos caminando.

Ok, estaré ahí en 10 minutos.

Te espero tontito.

La llamada terminó, Yixing se colocó de nuevo los audífonos, le puso play a la música y guardó el móvil en el bolsillo de su chaqueta. Comenzó a pedalear de nuevo, esta vez más rápido, motivado por el delicioso desayuno que le aguardaba en la casa de su amigo.

Cuando llegó a la casa del castaño, dejó la bici a un lado del jardín (cuidando de no dañar las plantas) e hizo el intento de tocar el timbre pues no llegó a hacerlo ya que el omega le abrió la puerta y lo arrastró adentro.

— Dijiste que llegarías en 10 minutos y ya pasaron 13 minutos y 34 segundos.

— Bueno... ¿Lo siento?

— Deberías arreglar la hora de tu teléfono, está adelantada.

— En realidad no lo está, verás, usualmente pongo una alarma para levantarme una hora antes para llegar temprano al trabajo...

Dos alfas, un mismo destino (Sulay\Layho) OmegaverseWhere stories live. Discover now