4º C I E N C I A S

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Sus ojos resplandecían tras la luz de la ventana, su cabello hacía que cada centímetro de mi razón estallara en confusión. Caminé despacio, como quién teme al cambio, respiré nerviosa, como quien teme a morir a manos de algo.

Seguía intentando esconder todo lo que estaba pasando en mí, no lo entendía. No solía sentir esto a menudo, ni siquiera sabía que estaba pasando en mi interior, estaba mareada y a la vez me sentía totalmente revitalizada. No comprendía, no podía hacerlo.

Un estruendo lleno mis oídos, era la campana. Y todavía no había podido acercármele por completo. Era como considerarme apresada ante su vista, como si mi vida dependiera de sus temperamentales ojos.

Se escuchó los bullicios en todos los pasadizos. Las pisadas aceleradas y las ganas de terminar el día, se podían sentir en el ambiente. Menos en la melodía que él producía, aquel sentimiento que paralizaba mi alma, se hacía más presente a medida en que las personas se acercaban a nosotros.

Hasta que la puerta se abrió y su mirada desvió.

―¿Elif? ―preguntó el profesor Grace―. ¿Te encuentras bien? Estas un poco pálida.

―¿Qué? ―enfoqué en él―. No, no se preocupe. Estoy perfectamente.

Sonreía frágilmente, pero era todo lo contrario. Algo más grande que yo estaba tomando posesión de mí y averiguaría que estaba sucediendo en verdad.

Los demás alumnos ingresaron al salón, tomando asiento unos con otros, escuchándose unos con otros, pero él no, él solo estaba. Solo respiraba por respirar, solo miraba por fijarse en un error, solo sentía fastidio, indiferencia, frialdad...

―¿Elif, puedes tomar asiento? ―insistió el profesor, me miraba con un poco de curiosidad.

Casualmente era la única que aún se mantenía en pie ‹‹Torpe...››

―Toma haciendo al lado de Cameron, estamos por comenzar. No quiero a nadie de pie ―aclaró. Ese era mi lugar vacío y especial, el mismo que ahora compartiría que sin lugar a dudas lo notaba diferente y percibía como si yo fuera la intrusa.

Un instinto de recuerdo, hizo que la realidad cambiara. Aquel chico, aquella mirada, aquel nombre, todo eso comprendía mi sueño. Ese tipo era el chico de aquel sueño.

Tomé aire una vez más y sentándome a su lado, noté cierta incomodidad por parte de él ¿Qué estaba pasando? Las ideas se entremezclaron al darse cuenta que su presencia era la misma anticuada de esa ilusión entre sábanas ¿Cómo podía ser posible?

―Hoy hablaremos de los sistemas planetarios y la formación de cada una de las galaxias que conocemos ―sonreía Grace empezando a proyectar el siguiente tema―. ¡Ah! Antes deberé de revisar sus informes por favor acérquense a dejarlos en mi escritorio.

SOMBRAS INMORTALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora