capítulo diez.

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10- por favor, sigamos juntos así.

A JaeMin le gustaba que los brazos de JeNo rodeasen su cuerpo, se sentía protegido allí. Luego de que el insomnio llegara a su vida, nunca más volvió a ser el mismo, sus ojos parecían cerrarse en cualquier momento y había bolsas violáceas debajo de sus hermosos orbes. JeNo esperaba confiado a que Nana cerrara sus ojos y pudiese descansar, pero no lo hacia, en cambio, se quedaba mirándolo a él, acariciando la piel descubierta de sus hombros, clavículas y parte de su pecho, también dejaba suave besos en la piel que se había dedicado a morder, le gustaba dejar marcas en lo largo del pecho del castaño. Le gustaba marcar lo que era de él.

Y cuando JaeMin se aburría de mirar el techo, iba a la cocina a hacer sus maravillosas galletas de azúcar y coco.

Lee despertó muchísimas veces en la noche, encontrando a su pareja horneando y creando galletitas.

Lo abrazó por la espalda, beso su cuello y dejo su mentón en el hombro del menor. —JaeMin-ah... Volvamos a dormir.

—No puedo... —se giro y encaró el rostro de JeNo. Pasó sus brazos por las caderas del chico y apoyo sus sienes en uno de los hombros de Lee. Nana hacía pequeñas y amorfos dibujos en la espalda de JeNo. El insomnio de JaeMin siempre había sido un problema entre ambos.

—Dotori... Tengo sueño. —dicho esto, JeNo alzó a JaeMin entre sus brazos y lo subió a su cuarto, cuando se percato, el chico estaba durmiendo como un bebé. Rió por aquel pensamiento y dejo un suave beso en su coronilla. Se recostó a su lado, tapando a ambos con la manta, atrajo al menor con sus brazos, abrazándolo con suavidad.

—(„ᵕᴗᵕ„)

Era extraño decir esto, pero ahora JeNo es quien se escondía en los brazos de JaeMin. Le temía a su profesora de sociología, la señora Kang. Sus ojos eran completamente negros al igual que su largo cabello. Su mirada mostraba lo sería que era, su ceño estaba fruncido todo el tiempo, sus ojos no mostraban otra cosa que no fuera enojo. Prefería muchísimas veces más la clase del señor Moon, un hombre que no hablaba más que de sus problemas personales.

—Nana, esa señora es el demonio. —dijo cuando llego al departamento que compartían ambos, se abrazo del pecho de JaeMin, quedando arriba de él. El sofa podía ser pequeño, pero era suave y muy cómodo. Le gustaba sentir los latidos de su corazón, lo tranquilizaban al punto de sentirse adormilado. JaeMin dejo suaves caricias en su espalda, soltando una pequeña risa.

—Dotori... esa señora no es el diablo, solo es un poco más sería de lo común.

—¡No! —dejo su mentón en su pecho, abriendo sus pequeños ojos más de la cuenta, haciendo que JaeMin sintiera su corazón latir con rapidez. —¡JaeMin-ah, para mi hizo un pacto con el diablo. Hasta YukHei dice lo mismo!

—Lucas está loco. —rió el de hebras rosadas, JeNo le dio la razón en ello.

JaeMin seguía acariciando sus cabellos. Levantó el rostro de JeNo, acercó sus labios a los de él, sintiendo el dulzor a fresa de la boca contraria. Extrañaba demasiado los belfos contrarios que pensaría que moría. Se levanto un poco, haciendo que JeNo se sentase y él arriba suyo. Se separaron y unieron sus frentes. Sus narices rozaban y sus labios rozaban con suavidad. Los unieron en un beso más torpe e inocente.

—JaeMin-ah...

—¿Sí, JeNo?

—Te quiero.

—Dotori

—¿Sí, Nana?

—Te amo. —dijo, besando una vez más los labios contrarios, dejando suaves caricias en las mejillas del mayor.

fin.

—(„ᵕᴗᵕ„)

ajsjsjdjhd, muy gay todo ahre
¡gracias por leer esta defo historia!

les agradezco muchísimo, lxs amo.

¡nos vemos en la próxima!

—h.

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⏰ Laatst bijgewerkt: Feb 16, 2019 ⏰

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el chico entre mis brazos; nomin.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu