capítulo cuatro.

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4- mamá, por favor no escuches los latidos de mi corazón.

Había llegado a su casa, cerró la puerta con prisa y casi corre hacia su habitación. Su madre estaba allí presente, leyendo una revista, cuando notó el frenético humor de su hijo. Decidió dejarlo pasar, aunque era raro en él.

JaeMin cerró la puerta de su habitación y lanzo su mochila por ahí, sin miedo a que suene muy fuerte o se rompiera algo. Los latidos de su corazón iban realmente muy rápido, sentía que si hacía silencio, se escucharía en toda su casa. Sus mejillas estaban pigmentadas de un inocente carmesí, sus labios estaban hinchados y su cabello desordenado. Se había convertido en un manojo de sentimientos cuando sus labios chocaron nuevamente con los de Lee.

¿Acaso lo que hacían, era digno de amigos? Juraría que no.

“Ambos se encontraban en los baños del instituto, la clase de historia se había alargado dos horas más y ellos seguían sin entrar. Se encerraron en un cubículo y allí, sin previo aviso, JeNo comenzó a besar sus labios. No supo en que momento el pelinegro se había sentado en el retrete y él estaba encima suya.

Sus lenguas se acariciaban con timidez y las manos de JaeMin recorrían los hombros de su amigo. Cuando se dio cuenta, estaba creando una pequeña fricción encima de su amado Lee. Quien, se hayaba desabrochando los tres primeros botones de la camisa del castaño.

Allí, Na comenzó a pensar con frialdad.

La fricción de su cadera en el coxis de su amigo significaba la deshonra de su madre. Que JeNo estuviese tocando parte de su pecho desnudo era el odio de la familia y, que se estuviesen besando era la salida de la sangre Na.

Pero, era algo que no habían elegido, simplemente, se habían enamorado del otro.”

Y el simple hecho de recordar aquello, hacia que las mejillas de Na se sonrojaran muchísimo más, convirtiéndolo en un tomate con piernas y brazos. Suspiró, debía dejar de pensar en ello o se volvería loco.

Tomó su mochila y revisó sus cuadernos, en busca de distracción. No llevaba tarea y ni debía estudiar. Debía salir afuera a refrescar su mente. Se cambió, tomó su cámara y salió de su habitación. Se encontró con su madre en el salón de la casa, un lugar completamente pulcro. Miró a su progenitora y sintió como la culpa y presión se apoderaban de su corazón.

—Sa-saldré al parque de a-aquí cerca. —Na JaeMin, tranquilizate, pensó. Ni siquiera sabía porque actuaba tan nervioso con su madre.

—Bien, no vuelvas tarde, Jaennie.

Jaennie
Jaenn...
Jae...
Diablos.

La voz de JeNo seguía produciéndose como aquellas canciones que se pegan en tu cabeza. Asintió a lo que dijo su madre y salió a la calle.

Dios santo, Na JaeMin, tranquilo.

JaeMin solo rogaba que su madre no escuchase los latidos descontrolados de su corazón al ver a Lee JeNo.

—(„ᵕᴗᵕ„)

es cortito
lo siento uwu.
dos en un día ajsksvdj

el chico entre mis brazos; nomin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora