Capítulo 5

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"Te veo allí"

Era todo lo que estaba escrito en la nota.

No reconocí la escritura a mano, pero sabía sin lugar a dudas que se trataba de Lee MinHo. No sabía qué hacer, tengo miedo de lo que pueda decir, y todavía me sentía avergonzado por lo que dije.

Simplemente sería más fácil no ir.

Muy bien, no sé qué hacer, en mi vida insulté a mucha gente y he dicho cosas peores, así que esto no debería molestarme tanto.

¿Entonces por qué me afecta?

Tranquilamente llamé a la puerta con miedo de causar otro accidente. La espera no fue larga y abrió la puerta para dejarme entrar. Me quedé parado torpemente— Necesito tu ayuda con este experimento, JiSung —dijo MinHo detrás de mí cerrando la puerta. Luego continúo en dirección a la mesa.

Escalofríos recorrieron mi cuerpo, ¿Estoy paranoico o él está siendo demasiado aterrador?

— Está bien —mi voz temblaba un poco y yo esperaba que él no se diera cuenta. Los escalofríos empeoraron cuando se dio la vuelta y sonrió como un científico loco. Consideré escapar y nunca poner un pie aquí de nuevo.

En la mesa MinHo estaba poniendo algo, un artilugio muy raro como una esfera de metal tamaño pelota de béisbol en un tubo transparente con una correa de materia. Parecía algo salido de una película de ciencia ficción, MinHo enterró unos cables en un limón. ¿Para qué necesita un limón?

¡Oh Dios mío! ¡Me va a matar con un clavo sabor a limón!

— ¡Ahora! —salté cuando de repente habló—, ven aquí —no me moví—. ¡Ahora, por favor! —vacilante caminé— Está bien, cuando éste cable toque el limón, tú cortas el cable de ahí al mismo tiempo. Voy a contar desde tres.

Oh, no.

— Tres.

Por favor, no.

— Dos.

Soy demasiado joven para morir.

— ¡Uno!

Corté el cable y sentí una pequeña descarga eléctrica entrar en contacto con mi cuerpo. La bombilla se encendió. El choque no fue tan malo, estaba demasiado ocupado pensando que iba a morir.

Me sentí mucho más estúpido cuando MinHo me miró y se echó a reír. Hubiera encontrado su risa linda, es decir, si no iba dirigida a mí— ¡Tu pelo! —otro ataque de risa vino a él.

Me acerqué al espejo de cuerpo entero y vi mi pelo. Era una pelota de frizz completamente seco— ¿Qué le hiciste a mi pelo? —grité.

— Venganza. Una brillante idea de mi brillante imaginación.

— ¿Quién eres y qué diablos le hiciste a Lee MinHo?

— Oh, confía en mí, soy MinHo o como prefieras llamarme —hizo una reverencia— Víctor Frankenstein a su servicio. Ahora ve a ordenar esos libros —se refirió a una gran pila de libros en el sofá.

Me tomé mi tiempo para alfabetizar sus libros y luego los coloque en los estantes.

— Después que termines, ¿Puedes quitar el polvo? Tengo alergias —MinHo habló por primera vez en veinte minutos.

Sí que tiene buen tema de conversación, pensé.

— Es más como bla, bla, bla.

— ¿Perdón? ¿Qué dijiste?

¡De nuevo hable en voz alta!

— Nada, nada de nada.

— ¿Estás seguro? Juro que escuché algo.

— No, nada... ¿Dónde está el plumero?

— Por ahí —se refirió a una caja. Ésta estaba llena de cosas al azar, saqué el plumero y estornude; oí una risita leve del Sr. Sádico— Eso fue lindo —mis ojos se abrieron, al darse cuenta que lo dijo en voz alta él tosió— Sonaste como un gatito herido, algo así. Me gustan los animales.

— ¿Se supone que es un cumplido?

— No, a menos que te guste ser comparado con gatitos, pero no lo tomes a mal. Amo los gatos.

Terminé de limpiar y me senté en el taburete a su lado después de sacudir el polvo y barrer el suelo— Enséñame algo, oh sabio Einstein.

— Ya lo hice —lo miré confundido— Te enseñe cómo trabajar en un laboratorio, y lo más importante: nunca meterse conmigo o te mostraré cómo actúa la electricidad.

— No era necesario electrocutarme. Deberías ser un maestro algún día.

— No, porque tendría que tolerar estudiantes como tú todo el tiempo.

Waah ya empezó a juzgar.

— Ni siquiera me conoces bien.

— Sé lo suficiente de ti para saber que no quiero conocerte.

— Yo sé que tú no sabes lo suficiente para saber que no deseas conocerme pero sé que no sé qué quiero conocerte y ambos lo sabemos —le dije en un solo aliento. Él no respondió a eso. Logré confundirlo.

— Así que, dime Han JiSung, ¿Por qué quieres conocer a un tipo como yo?

— Tengo curiosidad, y creo que nos llevaríamos mejor si nos conocemos el uno al otro.

Pareció considerarlo, luego asintió y me tendió su mano— MinHo, puedes llamarme MinHo.

Sonreí y tomé su mano, pero cuando nuestros dedos se tocaron sentí una descarga eléctrica. No, no me refiero a un cliché y mariposas volando en mi estómago. Me refiero a una verdadera descarga eléctrica, más bien un ¡ZAP!

Ví su mano y en su dedo traía un anillo con un pequeño botón rojo— ¿Cómo haces eso?

— Secreto, mi pequeño y querido JiSung.

— Sólo... No vuelvas a hacerlo.

El Lado Dulce de la Química »MinSung«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora