Capítulo 1

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O1.~

La marea se movía en un extraño baile improvisado para las aves que pasaban en conjunto admirando la belleza desprendida del agua, al igual que lo hacía aquel joven inventor quien seguía aquel baile balanceando sus piernas de atrás hacia adelante en algún tipo de trance en el cual solo daba un vistazo rápido a su mente revisando que no haya caído en la locura y que no soñaba al decir que estaba en la famosa Capital; donde los ricos y exitosos hombres residen, donde los sueños podrían hacerse realidad en un parpadeo, en donde sería al fin tomado en cuenta por alguien importante como lo era el rey gracias a una oportunidad única en la vida que su padre le proporcionaba. Todo parecía una ilusión causada por tantos días y noches donde apenas dormía y comía por estar con la cabeza en sus planos y máquinas fallidas, y esperaba que si fuese eso entonces que la ilusión no acabase nunca y lo dejara cumplir su meta, aún si era en sueños.

– ¿Sigues aquí? – Una compañía sentada a su par le sacó de aquel momento íntimo, se giró para toparse con aquella sonrisa y aquel compañero suyo del viaje que tan ruidoso era.

– Podría decir lo mismo de tí. ¿No deberías estar en el submarino trabajando?

– Tenemos dos días aquí hasta que llegue un nuevo llamado y tengamos que ir por más compañeros, preferí pasar un pequeño tiempo libre aprovechando la vista, y parece que no soy el único. ¿Science?

– Me alegra oír eso. Y sí, lo dijiste bien. Tu nombre era Blard, ¿Cierto?

– Cierto.– Su sonrisa se agrandó otro poco al ser recordado.– ¿Y tú? ¿Cuál es tu historia?

– ¿Historia?

– Todos los camaradas que suben tienen una historia, una razón para venir, no solo por la calidad de vida tan repugnante que tienen en su casa; ya sea por las vistas, el estudio, un trabajo, familia, todos tienen su razón de venir a la Capital, ¿Cuál es tu motivo?

– Trabajo. Mi padre me ofreció trabajo, solo debo mostrar mis inventos y ver que opinan.

– Suena un golpe de suerte. ¿Cómo pudiste traer tus artefactos en esas pequeñas maletas?

– En una tengo ropa y cosas del estilo, en la otra están las máquinas más pequeñas que hice en casa y que llegué a comprobar que servían bien, no tuve mucho tiempo siendo que cuando recibí el mensaje tenía dos días para prepararme y venir, y yo nunca he salido de casa.

– ¿De dónde vienes?

– Lejos de la Capital, donde la nieve cae a pesar de que sea verano; Snowdin. ¿Y tú? ¿De dónde puede provenir un mecánico?

– Yo soy de otro país, vengo de...

El sonido de una fuerte bocina interrumpió la conversación mantenida por ambos, obligándolos a mirar hacia atrás, notando un coche completamente negro, a excepción de unas tres líneas horizontales blancas que pasaban por debajo de lo que sería la manija para adentrarse al vehículo. Science tardó unos segundos en notar que el coche esperaba por él y, luego de despedirse de Blard, desearse suerte mutuamente, y tomar ambas maletas, el inventor subió al vehículo el cual rápidamente arrancó.

En el tiempo el cual Science estaba siendo transportado intentó generar conversación con el chófer, al cual en ningún momento pudo ver al tener un oscuro material dividiendo la parte de atrás y adelante del coche, haciendo imposible ver quién estaba delante suya. Fue un viaje incómodo y silencioso, pero al menos aprovechó para echarle un ojo a la famosa Capital y deslumbrarse con la cantidad de maquinarias que ni en sus sueños podía imaginarse inventar. Aunque en un momento de comodidad, viendo a las personas y sus vestuarios, los comparó con sus sucias y viejas ropas, ¿Así se presentaría ante el rey? Sentía que era un desubicado, que no encajaba su horrendo estilo con aquel brillante ropaje lleno de engranajes y sorpresas, sentía que estaba fuera de lugar y así era.

Artefactos  ;;  SciFellWhere stories live. Discover now