Capítulo 2

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Lexa es una mujer confiada y segura de sí misma, vive su vida de modo relajado y de manera abierta; no le gustan las complicaciones y vive la vida como le place.

Tras la muerte de su madre, cuando recién tenía diecinueve años, heredó un pequeño spa, y desde aquella edad, se dedicó a trabajar para honrar la memoria y el sueño de su madre.

Aprendió el arte de los masajes de su madre y comenzó de manera autodidacta, pero con el tiempo hizo cursos y se preparó de mejor manera.

Siempre quiso hacer crecer aquel pequeño spa, sin que perdiera la esencia de sus inicios; y lo logró. Con esfuerzo, dedicación y trabajo, se convirtió en uno de los lugares más exclusivos de la ciudad.

En la actualidad, era un lugar donde no solo se podía ir por un masaje, sino también a pasar algunos días desconectado de todo, solo, en pareja, o en familia, en el complejo de Lodges y la variedad de servicios que disponía.

Lexa estaba orgullosa de lo que había logrado y sabía que sus padres también los estarían si aún vivieran. Le encantaba aquel lugar porque era el vivo recuerdo de los sueños de su madre; era como si su esencia y espíritu vivieran allí.


—Hey, pensé que no ibas a venir, es tarde —dijo Raven, sacando de sus pensamientos a Lexa. Quien estaba en la barra, bebiendo de una cerveza.

—Sí, salí tarde del spa, pero aquí me tienes —respondió.


Raven se sentó a su lado y se perdieron en la conversación. Un momento más tarde, se unieron otros de sus amigos y se cambiaron a una mesa para mayor comodidad. 

Allí las risas y las estupideces fueron lo de siempre; un gran momento en la vida de Lexa.

Disfrutaba de compartir con sus amigos y vivir su vida al máximo; y a pesar que guardaba muchos dolores en su interior, siempre tenía una buena sonrisa y actitud ante la vida.

Mientras disfrutaba del tiempo con sus amigos no perdió oportunidad de mirar su alrededor contemplando sus alternativas. Le encantaba pasar tiempo con ellos, pero también le gustaba que algunas de sus noches terminaran con buen sexo.

Fue en aquel recorrido cuando en su visión se cruzó un rostro conocido; sonrió con cariño ante la imagen de aquella persona y se levantó para ir saludar.


—Lin —llamó su atención y el hombre se dio vuelta.

—¡Lex! —Sonrió con alegría y abrazó a la mujer.

Lincoln y Lexa eran amigos de años y se conocían muy bien; él era parte de sus amigos cercanos. Su amistad era de esas relaciones especiales, de esos amigos entrañables, que siempre estaban el uno para el otro, a pesar que a veces pasará tiempo sin verse, ni hablar.

—¿Qué haces aquí?, lo último que supe de ti es que te habían atrapado y ya no estabas por la vida nocturna —bromeó Lexa y le sonrió.

Lincoln sonrió ante el comentario y asintió divertido, sabiendo perfectamente a lo que se refería su amiga.

Él estaba en una relación comprometida desde hace bastante tiempo y Lexa nunca perdió la oportunidad para burlarse de él, porque por mucho tiempo fueron compañeros de salidas nocturnas y ya habían olvidado la cantidad de ligues por las cual habían competido.

—Me dieron permiso porque estamos celebrando algo importante con mis colegas —él bromeó con su propia situación.

—Que bien, me alegro por ti... pero debo asumir que todavía no te cansas de tu novia.

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