25: Trotolitos atrapados.

Start from the beginning
                                    

Su cabeza giró en mi dirección, como si hubiese sentido mi presencia, y sonrió ampliamente. Era perfecto. Mi corazón se aceleró ante su atenta mirada, mis labios dibujaron una gran sonrisa, igual que la suya, mientras me acercaba a donde se encontraba recostado. Tomé asiento a su lado, sin decir nada, sin que el momento se interrumpiera, disfrutándolo y grabándolo en mi memoria junto a otros que ya había comenzado a acumular.

Comencé a deslizar mis dedos en su cabello, dejándome llevar por aquel momento, Simón volvió a cerrar los ojos. Los pequeños rizos comenzaban a abundar en su cabeza, señal de que estaba un poco más largo que un tiempo atrás. Memoricé cada una de sus facciones, como sus pestañas largas hacían sombras sobre sus pómulos. Definitivamente tenía una belleza que muchos envidiarían y que muchas querrían conquistar. Sin resistirme demasiado, me agache hasta depositarle un beso en la mejilla, lo que lo llevó a sonreír ampliamente.

—Mmm... Creo que ese no era el sitio adecuado... —Su comentario me hizo sonreír. Era todo un provocador.

— ¿Y dónde me sugieres que te lo dé? —Pregunté, siguiendo el juego que acababa de iniciar.

—Tal vez aquí. —Señaló sus carnosos labios mientras me miraba con sus ojos repletos de picardía.

—Tú no cambias. —Negué con la cabeza, aunque no me resistí mucho a su pedido.

Me agaché con la intención de que se tratara de un corto beso, algo rápido que nos permitirá volver a la tranquilidad que nos había rodeado momentos antes. Pero Simón tenía otros planes. Él me tomó por la cintura, obligándome a acercarme más a su cuerpo, dejándome justo encima de su cuerpo. Terminé por apoyarme en su pecho, sin poner demasiada resistencia, y entregándome por completo a lo que mis instintos demandaban en ese momento. Sus labios devoraron los míos con tanta intensidad que en un momento me sentí abrumada por tal muestra de afecto.

Ante la falta de oxígeno, ambos nos apartamos, sólo un poco, con la intención de recuperarnos. Nuestros labios finalmente se separaron y una gran sonrisa atravesó mi rostro, sin que pudiera evitarlo. Aún no creía que las cosas estuvieran tan bien entre nosotros. Simón se dedicó a mirar cada rincón de mi rostro con tanta intensidad, que pronto me encontré con los ojos cerrados y las mejillas sonrojadas intentando ocultar lo vulnerable que me sentía.

—Te extrañé toda la mañana —Su voz era sólo un susurro que despertó un gran escalofrío en todo mi cuerpo. Yo también lo había extrañado—. ¿Qué fue lo que te tuvo tan ocupada como para no volver hasta recién?

—Cosas... —Dije, aún negada a revelarle la razón por la que no había estado. Si tan sólo supiera... — ¿Y qué hiciste para matar el tiempo?

—Cosas... Pero nada emocionante porque no estabas cerca. —La picardía se instaló en sus preciosos ojos verdes y no pude evitar sonrojarme. Quien sabe lo que esa cabeza se encontraba pensando para tener esa mirada.

Cuando torció su sonrisa, pude imaginarme un par de cosas a las que hacía referencia. Sentí mis mejillas calentarse al darme cuenta del lugar al que apuntaban mis pensamientos, haciendo que Simón riera de mi reacción. Maldito bastardo, hacia donde me llevarían mis pensamientos. Golpeé su hombro, logrando que riera aún más, e intenté apartarme de la extraña posición en la que nos encontrábamos. Sin embargo, no fui demasiado lejos. Simón me tomó por la cintura y volvió a acercarme a su pecho, sin dejarme posibilidades de moverme. Me tenía inmovilizada, justo sobre él, con sus brazos que me rodeaban la cintura.

Un suspiro salió de sus labios cuando deposité un pequeño beso en su pecho. Sus brazos me rodearon con mayor fuerza y su caricia se trasladó a mi espalda. Cerré los ojos disfrutando de su muestra de afecto. Definitivamente se estaba a gusto así.

Lonely Soul.Where stories live. Discover now