Episodio 2: Escena Octava

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Exteriores de la Represalía local, Ghabana, Capital del Nodo Herradura, Sector Lúdica.

HIDALGA se repanchinga en su hamaca sobre la techumbre del cuartel de la Brigadía de Ghabana. Como Neonomante prefiere los espacios abiertos donde puede controlar su perímetro, además, como siempre, sus compañeros de la Represalía no eran muy amigos de tener un Neonomante bajo su techo, así que no les quedaba más remedio. El cuerpo de Flagelos de Terror, sin embargo, compartía instalaciones con los Represores sin problema alguno. Ella ni siquiera piensa en estas cuestiones ni le ofenden.

HIDALGA

(piensa, como de costumbre)

"El miedo es algo bueno, el miedo tiene sus ventajas."

En aquel tejado bajo la carpa improvisada sus acólitos Neonomantes la rodean hablando entre sí, revisando planos de la ciudad o consultando sus Datalens. Dos de ellos, Neonomantes novatos, también llamados Cercanos, están a su disposición para lo que quiera mandar, a su lado firme, de pie, con pose orgullosa está su mano derecha KANAY, un Neonomante peculiar, el único Rivano en mucho tiempo capaz de usar Neonomancias puras. Algo destacable.

HIDALGA coge la lata de cervezas de Algarrota que descansan a sus pies y le da otro sorbo. La temperatura de la biosfera es cálida, como siempre, apta para la agricultura. Comienza a sudar, nota como las gotas discurren desde su cuello por debajo del uniforme de Neonomante. En su caso un uniforme de Neonomante puro compuesto de unas malla de material multitérmico (38) de color negro con la cinturilla hasta las costillas y una banda del mismo material rodeándole los pechos a modo de sujeción, los uniformes son escuetos ya que la manipulación del Neón circundante necesita gran movilidad y las prendas pueden interferir asimismo en el control de las partículas. A diferencia de otros uniformes puros, no posee las bandas laterales o el sello azul o rojo indicando su tipo de pureza, sino que estas son de color dorado. HIDALGA es un secreto de estado, como lo son los medios por los que llegó a su posición destacada en el cuerpo de Controladores del Caos, los Neonomantes al servicio de la Brigadía. No resulta atractiva, aunque si atrayente, quien la mira, ve a una mujer humana de treinta y muchos, delgada y angulosa de tez blancuzca que lleva el cabello pelirrojo recogido en una trenza alta. Es difícil no fijarse en como sus ojos zooperados de lechuza ártica resplandecen con un verde ultramar hiriente cuando son castigados por el sol. Debido a ello, HIDALGA prefiere descansar bajo la carpa, a cubierto de la radiación y la luz del vórtice, y cuando sale de ella se coloca un visor rectangular para proteger sus delicadas retinas.

HIDALGA agita al alta de cerveza y comprueba que efectivamente está vacía, estruja la lata y la lanza sobre el hombro, la lata cae en un cubo de deshechos que hay al fondo del tejadillo.

Echa un vistazo a las calles transitadas por peatones y turistas, dominadas por el griterío y las risas estúpidas. Los cielos conglomerados de etereomotrices y transportes. Los peatones por su parte, cruzan avenidas o descienden al paso pedestre agarrándose a drones-asidero.

La voluntad de la Estrella Hermética (Libro 1: La sala 9) (Borrador Pausado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora