Once.

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“Estoy con Miki desayunando en la facultad… Por si quieres venir, Alba”

Esperé la respuesta de Alba durante todo el desayuno, pero no llegó hasta que lo casi lo acabé. Mi acompañante se había dado cuenta, pues estaba algo perdida en la conversación.

— Y mañana voy a quedar con ella, es por la tarea que te comenté pero poco a poco...

“No puedo, cielo. Mira en lo que trabajo”

Me había enviado una foto del cartel de la besada que estaba preparando, donde las dos chicas que se besaban en el dibujo lo hacían sacandole el dedo a los espectadores del cartel.

“Creativa…😜”

— ¿Eh? ¿Con quién? ¿Qué? –pregunté y sacudí la cabeza. – Espera un momento, Miki. Perdón, estoy a otra cosa.

— Ya veo…  ¿Qué te pasa?

“Pensaba que después de lo que pasó ayer me ibas a escribir algo diferente a que fuese a desayunar contigo y con tu amigo 😫”

“Mi idea era quedar contigo y luego irnos a mi cuarto para estar tranquilas… Pero bueno, supongo que estarás liada. ¿Nos vemos mañana en la besada?”

“Sí, pero si no lo digo reviento :( Me sentó mal que no me dijeses nada ayer cuando te fuiste. Prácticamente huiste cuando llegó la Rafi”

“Pero… es que… nos pudo ver así y me daba cosa no sé… La verdad es que me gustaría quedar contigo para hablarlo”

“Vale, Eilaaaaaan 😤 Estoy en la biblioteca, creo que segunda planta”

“Espero que estés preparada para la besada”

“¿Estás utilizando un acto reivindicativo para aprovecharte y comerme la boca?”

“Todo por la reivindicación…”

“Que suplicio, cariño.”

“Si puedo voy a verte en un rato”

— Tío, te vas a reír de mí en realidad —le dije al catalán dejando el móvil boca abajo para prestarle atención exclusivamente a él. — Es que soy muy ridícula cuando me gusta alguien.

— ¿Te has liado con Alba ya?

— ¿Te crees que de repente esa mujer se me sentó encima? No sé cómo pasó, fue muy raro porque estaba enfadada pero hizo eso y me bloqueé…  Y encima nos interrumpió la madre y puse una excusa para irme.

— Y vas a ir a su besada para compensarlo… Muy bien, Natalia —dijo juzgándome.

— Me ha escrito una cosa y no sé si era ironía, broma o algo serio…  En plan que voy a aprovechar un acto reivindicativo para besarla.

— La vas a besar, ¿no? Entonces qué más da.

— Albi se toma muy en serio estos temas, Miki. Además, desde que he vuelto no la reconozco. Está muy… No sé ni explicarlo.

— Natalia, joder, que lo vi en instagram hasta yo que apenas lo uso. Si te gusta Alba en serio podrías haber hecho eso en la intimidad. Está claro que a ella le gustas…

— ¡Yo no lo sabía! Para enterarme necesito que venga y diga “me gustas”. Así, literal. Soy muy torpe en ese aspecto, y ella es tan cariñosa con todo el mundo.

— Se ha tenido que sentar encima de ti para que te des cuenta. Joder, es que yo estaría besándola ahora mismo, sin perder el tiempo.

— Tú no, Miki. Te buscas a otra —el catalán ríe con mi respuesta.

—¡Pues eso te estaba diciendo! —se quejó bromeando. — Helena, la chica de mi clase que te enseñé el otro día… Me dijo de hacer un trabajo juntos y hemos quedado mañana por la tarde.

— Eres un ligón… —bromeo, pero en realidad estoy pensando en lo mal que lo hice yo con Alba.

Miki se levantó y se colocó la mochila, supuse que ya sería su hora de entrar en clase.

— Nos vemos luego, Nat. Ya sabes lo que tienes que hacer.

Me dio un abrazo antes de irse, y yo volví a mirar el móvil para ver si Alba me había vuelto a escribir.

“Ven, porfiii 🤗 y así hablamos de lo que querías”

Esa era la respuesta que estaba esperando.

“Dame 5 mins”

Cogí mi mochila y salí de la cafetería rumbo a la biblioteca. Justo cuando tenía prisa, me encontré a Julia.

— Odio que no estés conmigo en todas las clases —dijo al abrazarme.

— Sí, y yo. Es un rollo, pero luego te veo. Tengo un poco de prisa… —dejé un beso en su mejilla.

— Estás rarísima.

— Como siempre pero ocupada. ¡Hasta después!

Una vez en el edificio, vi que Alba estaba esperándome en la puerta. Quizás ya había terminado los carteles. Me acerqué a ella y dejé un pequeño beso en sus labios.

— ¿Vienes un rato a mi cuarto?

— Tienes clase, Eilan.

Me dio un beso en la mejilla y agarró mi mano para llevarme a un banco que no estaba ni a dos minutos de donde estábamos.

— ¿Qué querías decirme? —preguntó cuando nos sentamos.

— Te quería besar… Pero sin nadie que pueda interrumpir.

— Ven aquí… —se acercó y acarició mis mejillas.

Dejé un suave beso en sus labios, siendo incapaz de hacerlo en la calle… La verdad es que los gilipollas de la discoteca me habían afectado más de lo que creía.

— Eso era lo que creía que debía hablar contigo.

— Has hablado muy rápido, no lo he entendido bien.

Reí ante su ocurrencia y cogí su mano acercándola a mí.

— Si quieres luego te explico en mi cuarto, y de paso te doy una clase avanzada o algo así…

— Has tardado mucho, Natalia… Mi siguiente opción era desnudarme cuando estuviésemos viendo una peli.

No supe si lo decía de verdad o estaba bromeando, pero consiguió que me sonrojase.

— Anda, ve ya a clase. No quiero entretenerte.

— Pero entretenme… Si yo en realidad no quiero ir —murmuro antes de levantarme y dejar un último pico en sus labios. — ¿Vendrás luego?

Alba asintió y se abrazó a mi.

— No quiero que te vayas —bromeó agarrándome fuerte.

— No voy a poner resistencia.

Mas allá de ti  | Albalia AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora