"Posesiva expectación"

855 81 78
                                    

Buenas tardes preciosas criaturas, les comparto un one-shot que escribí hace unos años. 

Es un fic oscuro, y quiero aclarar que Makoto es uke, por lo general siempre escribo de él cumpliendo el rol de uke.

Tiene HaruMako y RinMako! el RinMako hace bien para el alma <3

Es un one-shot! lo que significa que no tiene continuación. 

Espero lo disfruten! 

De antemano, muchas gracias por leer!

Disfruten de su lectura!

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


Makoto sabía que no era normal aquella amistad que tenía con Haruka. Se conocían desde que tenían memoria, siempre juntos, estrechando el espacio personal cada vez más; no conocían la privacidad, ellos eran mejores amigos y nunca debían separarse, jamás lo hicieron, jamás lo harán.

Fue tal vez, en segundo año de primaria, que el precioso jovencito de hebras olivas se dio cuenta de que su amigo no era muy agradable con otras personas, en especial con las que se acercaban a él; no lo demostraba, ni con gestos ni palabras, pero sus ojos; en aquellos gigantescos orbes oceánicos, se podía apreciar una gran tormenta, que, si pudieran, arrasarían con lo que tuvieran en su camino, pero simplemente a Makoto no le preocupaba, Haruka era así, y era normal.

A la edad de trece, todo era como siempre, el pelinegro seguía con su rostro impasible y estoico. Makoto era un chico de carácter amable y dulce, produciendo atracción por donde quiera que se le mirase, siendo este un gran problema para ambos. La situación fue algo drástica por así decirlo, riesgosa para los ojos de Haruka. Un compañero de clase, el más popular de todos, hizo equipo con el dulce chico de hebras oliva. Makoto, siendo tan gentil como siempre, aceptó sin ninguna duda, ignorando incluso la feroz mirada de su mejor amigo tras su espalda. Como equipo funcionaban bien, pues el lindo muchacho de ojos esmeralda, encajaba en cualquier lugar, a diferencia del pelinegro, quien sólo encajaba en su propio mundo. El niño más alto no se daba cuenta, pero un par de mares estaban furiosos por lo que el propietario de estos, decían que se trataban de una traición; después de todo, ellos siempre hacían todo juntos, y el hecho de que ahora Makoto no estuviera a su lado, le molestaba en demasía.

Todo estaba en calma, ninguna anomalía existía, todo era común hasta que las clases terminaron. Como de costumbre, los niños iban devuelta a casa, siempre pasando por el paraje que da hacia la hermosa vista al mar, aquel chico de orbes oceánicos lo amaba; ese gigantesco monstruo; lo amaba, sin embargo, Makoto, era el que más le temía. Haruka se aprovechaba de eso, le gustaba como su mano era apretada por el miedo que aquel preadolescente sentía, en esos momentos de vida cotidiana, que Makoto sólo dependía de él y de nadie más que él.

—Haru-chan —Sonaba la tierna voz a su oído, tal así, como si se tratase de un arcángel hablándole. El temblor en ese llamado lo hacía mucho más melódico, exquisito, adictivo y enloquecedor.

—Está bien Makoto —Lo tranquilizó con su voz fría y apática, pero por dentro había una exquisita llama de dominancia, que hacía relamerse los labios y pensar inconscientemente "mío", y el agarre se hizo más fuerte, incluso que llegó a doler.

—Ha-Haru-chan —Una leve queja, pero que se escuchó como un elixir.

—No vuelvas a hacerlo —Dijo en voz baja y aun así fue perfecta para ser oída- No vuelvas a hacer otro equipo sin mí.

Y a la edad de trece años, Haruka ya era posesivo.

Makoto ya estaba acostumbrado, después de todo, era normal según él. Ahora tenían quince, y viajaban por la grotesca y sensual pubertad. Era en unos minutos antes a la empezada de clase, cuando un grupo de compañeros se acercó al par de mejores amigos y entablaron un tema de conversación algo controversial, el sexo. La conversa era con el más alto, pues era él, el que sacaba la voz por los dos. Las preguntas incómodas comenzaron de un momento a otro, y Makoto ya no supo qué responder, pero cada vez que le hacían una pregunta sobre si le gustaba alguna chica o con quién lo haría, un firme apretón en su muslo le recordaba que Haruka estaba ahí, fue gracias a esa ocasión, que su amistad comenzó a deformarse.

Posesiva expectaciónDove le storie prendono vita. Scoprilo ora