Nueva ciudad, nuevo trabajo, nuevos problemas

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P.O.V ____:

A unos minutos de las diez, ya he guardado la mayoría de la ropa así que decido salir de mi cuarto. En ese mismo instante aparece el primer dilema de la noche… ¿Dónde está el salón?

Resoplo mientras miro las dos posibles direcciones. Por mucho que piense no voy a dar con la respuesta a no ser que busque así que me decido por la derecha.

Mientras camino sin rumbo voy observando todo. No puedo creerme que dos chicos jóvenes vivan aquí. Todo es demasiado regio, formal. Se podría decir que es casi un palacio. Por ejemplo, este pasillo. Todo sería normal de no ser de las pinturas y esculturas que decoran toda la parte izquierda.

-¿Qué haces aquí? –no puedo evitar dar un pequeño y vergonzoso brinco al oír la voz de Lou.

-¡Me has asustado! –exclamo dándole un golpe en el pecho.

-¡Eh! –se queja llevando su mano hacia la zona donde le he golpeado.

Subo una ceja mirando su cara de sufrimiento-. ¿Enserio te he hecho daño princesita?

Él sube su ceja, imitándome, a la vez que me contesta-: Es que tengo un nuevo tatuaje

Eso me pilla totalmente desprevenida. En ese momento me doy cuenta que ya no lleva puesto el traje. Ahora lleva una camiseta oscura de manga corta que deja ver sus musculosos brazos, con algunos tatuajes, y unos pantalones cortos de chándal. Va descalzo.

-¿Tatuaje? –pregunto obligándome a mirarle a los ojos. No es bueno para mí fantasear con el enemigo.

-¿Quieres verlo? –yo subo los hombros con indiferencia y él hace una sonrisa pícara. De repente, sin más, comienza a quitarse la camiseta.

-¿Qué haces? –pregunto mirando a todos lados, comprobando que nadie ve la escena.

-Enseñarte el tatuaje –me contesta con calma.

Cuando se la quita completamente siento los latidos de mi corazón por todas partes. Hay un momento en que temo que él los escuche aunque cuando veo las sexis letras de su cuello decido que da igual. Todo da igual.

-¿____? ¿Sigues ahí? -yo asiento aún incapaz de formar una palabra-. ¿Te gusta?

Eso me hace volver a la vida real. Aunque Lou me gustase no puedo dejarme llevar por ello. Solo traería dolores de cabeza.

-Es bonito -digo simulando poco interés. Él sonríe satisfecho.

-Pues tendrías que ver los de Hazza –dicho esto y, después de guiñarme un ojo, comienza a caminar-. ¿No vienes? –pregunta al ver que me he quedado en el sitio.

Asiento y le sigo sumergida en mis pensamientos no muy inocentes.



¿La cena? Nada interesante. Los chicos, ósea todos menos yo, se entretuvieron viendo un partido en la tele mientras cenaban. Yo me excusé diciendo que quería leer un poco antes de dormir y volví a mi habitación.

Cuando me acabo de leer varios capítulos y los parpados amenazan con cerrarse decido apagar la luz.

Unos suaves e inoportunos golpecitos en la puerta me interrumpen.

-¿____? –pregunta la inconfundible voz de Harry a la vez que la puerta se abre.

-Dime –contesto con voz ronca y somnolienta.

-¿Sabes que mañana comienzas a trabajar verdad?

Hago una mueca a sabiendas de que él no me puede ver. No me gusta madrugar. Nunca me levanto con el despertador y al final tengo que ir con prisas.

Más que Socios | Larry y tu [V.O.M]Where stories live. Discover now