Capítulo 39: Una nueva oportunidad.

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Esto la dejó sin habla y en un silencio profundo.

—Creo que— se aclaró la garganta y cepillo su vestido como si hubiese suciedad —será mejor que me vaya, con permiso... Luna.

Dio una reverencia, su cara cada vez era más pálida y pronto salió de la sala tambaleándose un poco.

— ¿Está bien? —preguntó Sara a lo que yo asentí — ¿Quién se cree que es? si tan solo supiera que usted es...

—Aidan— le sonreí interrumpiéndola.

—Aidan— confirmó y me sonrió de vuelta.

—Tengo que, despedirla si no mi padre...

—Trent ya ha ido.

—Bien, yo iré a tomar aire— di un ligero paso antes de que la mano de Sara me detuviera.

—Hay miedo en su mirada ¿Qué fue lo que sucedió con ella? —miré a sus profundos ojos marrones cansados y preocupados y me obligué a sonreír.

—Todo está bien— con sutileza me deshice de su agarre —tengo que ir.

—Puedo cuidarlo, a Ilikai, como agradecimiento por Aurora.

Tomé una bocanada de iré para luego suspirar.

—Sara...

—Por favor, no es algo que me cueste.

—Tengo que solicitarlo con mi pa... el Alfa— di un paso hacia ella y descansé mi mano en su hombro —gracias Sara, por todo, ahora me voy, dígale al Alfa que no me llame imprudente a mis espaldas, nos vemos.

— ¡Con cuidado!

Caminé lo más lejos que pude, los pinos alrededor y el reconfortante silencio de las aldeas asustadas. Me acerqué y me apoyé en un hermoso y alto pino, tomé un largo respiro y reí como nunca lo había hecho antes, hasta que mi estómago doliera, sentí los recuerdos llegar de manera dolorosa y mi cuerpo fue envuelto en escalofríos para luego llorar, por mi infancia, por los golpes y por las palabras hirientes.

Acariciaba mi frágil cuerpo tratando de protegerlo, pero ya era inútil, mi infancia se esfumó y me permití llorar un poco más.

Cuando sentí que ya era suficiente se escuchó un crack de las hojas secas y me viré para luego ver el cuerpo de un soldado de la manada fuego, su cuerpo era delgado y su mirada era asustadiza.

— ¿S-se encuentra bien? — tartamudeó y yo limpié la humedad en mis mejillas.

—Sí, ya me iba— el soldado me miró con detenimiento para casi luego tirarse al suelo inclinándose.

—L-Luna, ¿e-está herida? ¿E-en qué puedo ayudarle?

—Estoy bien, estoy bien— lo tomé del hombro y el joven se estremeció.

—Informaré a mis superiores— dijo, manteniendo su mirada en el suelo.

—Tranquilo, solo vine a recorrer la manada— me miró de reojo y luego volvió a inclinar su mirada —es más, me dirijo a la manada Agua, no te preocupes, sigue haciendo tu trabajo, estoy bien— le repetí —los recuerdos son dolorosos, eso es todo.

—Pero no olvide que los recuerdos son solo recuerdos, no hay que dejar que nos lastimen, simplemente necesitamos crear mejores y olvidar.

Eso me hizo sonreí

—Hay que crear mejores— musité asintiendo.

—Y-yo puedo llevarla, solo le informaré a mis superiores, espere aquí.

Mi Luna AzulNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ