Han pasado 147 zorras que se hacían llamar princesas por aquí. Todas se han dejado quitar la ropa y se han llenado de lo único que las llena: un puto orgasmo. Ahora mismo, media ciudad las está juzgando, pero no saben nada. No saben que están vacías porque no tienen a nadie que las llene con palabras, que creían en el amor hasta que se esfumaron las promesas. Que tienen una lista de complejos pegada en el espejo y las grita el hijo puta del reflejo. Enamoraban con la sonrisa y dejaron de sonreir, y nadie supo enamorarse de secar unas lágrimas. Se fueron a los vicios porque eran los únicos que las pedían más y acabaron tan perdidas como Risto Mejide sin sus gafas. O peor. Por eso acaban en la cama de cualquiera, porque solo querían que alguien las quisiera, ya no importaba cómo, ni cuánto, ni si solo duraba un orgasmo.
Y ella... Ella es una entre 147.
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Alguna vez me amaste de verdad, ¿o fue todo mentira?
Non-Fiction23:14 PM. Yo creo que es porque estoy escuchando música romántica, que recordé que al principio que teníamos relaciones, siempre poníamos música así; ¿te acuerdas? Yo sí. Hace unos días guardé tus recuerdos en mi cajón, tu última carta que llevaba e...