gwilym estaba cocinando, más bien, recalentando la comida, mientras joseph y ben en la sala jugaban fortnite.
—MANGA DE PELOTUDOS— lee gritó tan amable como siempre.
pero ambos chicos lo ignoraron, como siempre también.
—VIENEN ACÁ O LOS VOY A BUSCAR DE LAS OREJAS, LA PUTA QUE LOS PARIÓ— volvió a gritar; pero esta vez sí fueron.
es más, corriendo.
—alguno que vaya a comprar una coca— pidió gwil, cortando el tomate.
—kiasko, ensalada— ben protesta.
—ben— joseph miró a su amigo—, yo fui el otro día.
—si yo fui ayer.
—mEntira, ¿qué decís?
—gwilym, ¿quién fue a comprar ayer?— el rubio preguntó.
—no tengo idea. dale, cualquiera— volvió hablar, molesto, lavando la lechuga ahora, y controlando que no se le quemaran las milanesas.
—fui yo ayer— el pelirrojo se lavó las manos.
—mentiraaaaAaaAAa.
—pERO LA PUTA QUE LOS PARIÓ, VEINTISIETE Y TREINTA Y CINCO AÑOS AL PEDO— le pegó a joe en esa inmensa e interminable frente que tiene.
—AIA.
—voy yo, pero cuiden que no se queme nada. ben, terminá de lavar la lechuga— se sacó el delantal exageradamente gay que tenía puesto, fue a buscar plata de su billetera y se fue.
—¿sale ff?— mazzello preguntó, hardy soltó una carcajada y asintió con la cabeza.
ambos se fueron a tirarse al sillón, pero esta vez a jugar free fire.
diez, doce minutos, lee ya estaba en casa.
—¿se fijaron las milanesas?— gritó apenas entró, pensando que los ratas estuvieran viciando.
entró en la cocina y ahí estaban. revoleando una milanesa negra de acá para allá.
ben y joseph miraron a gwilym.
—salgan de acá o los voy a re mil cagar a palo— dejó la bolsa con la manaos en la mesa—. rajen, rajen, dale.
los dos chicos se fueron.
