***Narra Paul***

Levanto su mirada un poco más risueña -Me vuelve loco tu sonrisa- la alague y una pequeña sonrisa comenzaba a asomarse. Como pude la abrace ya que era algo difícil hacerlo con tantas bolsas.

Paso sus brazos por mi espalda abrazándome también antes de unir nuestros labios. Al parecer había sido más fácil de lo que pensaba.

-Y si mejor yo escojo algo para ti...- ese tono de voz, esa mirada. Mi novia era una manipuladora de primera.
-No lo creo- le dije divertido mientras trataba de besarla de nuevo pero me empujo.
-Entonces vámonos ya- nuevamente cambio su tono a uno más duro.
- ¡Elle!- la tome de la mano
-Suéltame.
- ¿Estarás así todo el día?- pregunte con fastidio. Sabía que quería estar con ella y utilizaba eso para aprovecharse de mí.
-A menos que me dejes comprar el vestido o algo para ti- su tono de 'convencimiento' volvió.

Pensé con detenimiento las opciones que me daba, si le compraba el vestido todos los imbéciles del campus lo disfrutarían y no sería divertido tener que golpear a cada uno de los que tuvieran la valentía de mirarla.
La segunda opción ¿Qué podría comprar para mí? ¿Una camisa? Sin duda esa era la mejor, si no me gustaba simplemente lo desaparecía. Era más fácil, ya que ella no me perdonaría que dañara algo de su armario.

-Está bien, elige algo para mí- una perversa sonrisa se apodero de su rostro.

-Michelle Thompson ¡Estas completamente loca! - le grite al momento de ver lo que había comprado para mí. Sin duda hubiera sido mejor dejarla comprarse ese vestido.
-Paul solo úsala una vez- sonrió -Después la puedes dejar refundida en el armario... Pero úsala una sola vez- se acercó a mí con la asquerosa camisa tipo polo color ¡Rosa!
-Jamás- conteste haciéndome hacia atrás como si la camisa fuera a pegarme la mismísima rabia.
-El color rosa no te hace menos hombre- intentaba manipularme.

Carcajeé.

-Claro que no. Eso lo sé de sobra- rodé los ojo -Solamente que no te pase por la mente que yo algún día usare eso.
- ¿Yo si tengo que cambiar mi forma de vestir por ti y tú no eres capaz de ponerte una estúpida camisa para mí? - ¿Por qué tenía que hacer tanto drama? -Ten- me lanzo la camisa -Quémala si quieres, me da lo mismo- subió las escaleras corriendo, hasta que la perdí de vista, a los segundos se escuchó un portazo.

*

-Entiendo que es tu casa, pero tan siquiera respétame y toca la puerta- dijo sin siquiera abrir los ojos.
-Lo siento, creí que si lo hacía no me abrirías- Me puse de rodillas en la cama para acercarme a ella, quien ni un centímetro se movió. - ¿Preciosa? - susurre en su oído y no me respondió - ¿Estas molesta?
-No Paul, ¡mírame! ¡Saltando de la felicidad! - dijo sarcástica.
-Eres una caprichosa- mordí suavemente su hombro
-Y tu un orgulloso que detesta el color rosa- reí por lo bajo en su oído.

La estruje contra mi cuerpo, me parecía tan delicada, tan frágil.

-No me gusta que pelemos siempre- se giró sobre sí misma y rápido oculto su rostro en mi pecho.
-A mi si- confesé y saco su rostro y me miro sorprendida -Ya te lo había dicho antes, me encantan nuestras reconciliaciones- capture sus labios tan suavemente y sentí como se creaba una sonrisa en sus labios.

Sus manos subieron rápidamente a mi cuello pasando por mi abdomen, pecho y clavícula.
Al contrario las mías subieron a su cuello pero después se deslizaron hasta su cadera, donde comencé a jugar con el borde de su blusa. Introducía mis dedos y acariciaba suavemente su piel. Me fascinaba sentirla estremecer entre mis brazos.
Introduje mi lengua en su boca tornando el beso más intenso a la par subí su blusa hasta la altura de sus pechos, lo que me permitía acariciar su espalda y abdomen con libertad.
Ella se separó de mis labios para hacer lo mismo con mi playera, solo que esta me hizo levantar los brazos para sacarla por completo. No me negué ya que aproveche y saque la suya también.

Me, Myself and IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora