CAPÍTULO 33 - T' estimo

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Cepeda

– Estoy muy ilusionado – comenta con una sonrisa inmensa mi amigo – es maravillosa. ¡ Hasta se ríe de mis bromas sin gracia !

– No es muy difícil, sois iguales.

Pero últimamente estoy necesitando pico y pala, al parecer mis sentimientos no son tan fáciles de mostrar como los de Roi. Posiblemente a los dos se nos ilumine la mirada, como a todos, al ver a esa persona, sólo que a uno de los dos se le nota.

– ¿ Cuándo lo has sabido ? – cuestiono tímido y sin levantar la vista de mi cerveza en lata – bueno, eso, ya sabes...

Sólo le miro por un segundo y ya sonríe pícaro, le encanta verme vulnerable y tímido. Le gusta casi más que mi faceta de gamberro y nuestros paseos en patinete eléctrico, algún día nos cuestan una multa.

– Eres tan adorable a veces...

– ¿ Cuándo lo supiste ? – encoge los hombros y pega un trago de alcohol – quiero decir, ¿ Cuándo puedes traducir ese cosquilleo que habita en la boca del estómago y asegurarte de que no te estás equivocando, que no te estás lanzando a una piscina vacía ?

– ¿ Tienes dudas con Aitana ?

Posiblemente esas no fuesen las palabras correctas, la expresión idónea. No era con ella, soy yo. El inseguro, el que va de sabiondo.

Supe que llegaría a esto, a este momento. Lo supe cuando la besé y se lo contaba a Roi siendo el ser más inseguro del mundo, el más indefenso.
De no saber gestionarlo, procesarlo.

– Es una deuda, Roi.

Mi amigo es todo risas hasta un punto así, cuando lee en mis ojos esto decide frenar. Y es que es la deuda, la que tengo yo con ella.

– ¿ Y si no soy capaz de... ? Ya sabes Roi, no hace falta que lo diga.

– No tienes que quererla igual, tienes que hacerlo diferente, Luis. Pensaba que ya lo habías superado.

Y es que nunca seré capaz de olvidar, me prometí no hacerlo.

– Inés, Irene, Marta, Sofía, Belén, Laura, Mónica, Ivonne... – nombro y cuento con los dedos – apuestas...– pronuncio temeroso – Nunca superaré a Blanca, Roi. Han sido ocho, Aitana la novena. No quiero que lo sea.

– ¿ No has entendido que no hay que olvidar y sustituir, no ? – resopla y consigue despejar un mechón de pelo de su cara – Blanca...– observa mi mirada fría y decide agachar la cabeza – a ella no le gustaría esto.

Y claro, claro que no le gustaría ver esto. No me gustaría ver cómo sustituyo su amor, el nuestro, por otro.
No su sonrisa por otra, no sus largas pestañas sobre mi pecho en las madrugadas por otras.

– Imbécil– insulta mi amigo– no le gustaría verte así.– encojo los hombros y niego con la cabeza – Encuentra a alguien, Luis – repite sus últimos balbuceos, los que aún no he conseguido olvidar pese a los años.

– Cuando conocí a Aitana vi la luz – admito acabando esa lata – pero estoy acojonado, no quiero apagarla.

El único gallego a parte de mí en esta sala sonríe y niega con la cabeza. Me asegura sentir diferente, pero ¿ y eso cómo se sabe ?

– ¿ Sabes qué ? – pregunta observando su móvil – no tengo dudas de que se te iluminan los ojitos cuando ella está cerca – me hace reír y asentir con cierta pena o añoranza –, acaban de llegar de Barcelona, Marta no quiere ir a su piso todavía...

– Y vienen en camino – sonríe complacido –, pero todavía no me has contestado – recuerdo – ¿ Cómo te diste cuenta de que ibas en serio con Marta ?

ACORDES SOBRE TU PIEL || AITEDANơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ