Los recuerdos son peores que las pesadillas

57 7 5
                                    







Sofía

-Por favor- dijo Sara con un agudo tono de voz que me hizo fruncir el ceño

-No – respondí volviendo a mi libro

- ¿Por qué no? - insistió

-Porque no

-Esa no es una razón, Sofi – se quejó tirándose encima de mi

-Sara, quítate pesas- gruñí

-No, hasta que digas que si

-No voy a decir que si, ya te lo dije

- ¿¡Pero por qué no!?  – se quejó otra vez, aplastándome

-Sara, estas matándome- dije sin suficiente aire,

-Dame una razón, una buena razón y te dejo

-No quiero, no quiero y no quiero

-Dije una buena razón

-Sara! – exclamé

-Bueno, me quito – me dió una mala mirada y se levantó, para sentarse de nuevo en mi cama y yo respiré

-Mira, aprecio mucho que hagas esto, pero no es necesario, en serio

-Pero no has tenido una cita desde... desde nunca – reí ante su cara de horror

-No es algo que me interese mucho, al menos no por el momento

-No tiene porque ser algo definitivo, solo tómalo como una experiencia

-Si el problema es que no tengo ganas de esas experiencias

- ¿Por qué eres tan terca?  – suspiró exasperada, ella estaba tan empeñada en todo esto que comenzaba a sospechar que había algo que no me estaba contando – Adrián, es lindo y dulce, dale una oportunidad

-No, sé que es lindo y todo eso, pero aparte de todo no es mi tipo

- ¿Tu tipo? – dijo burlona – ¿y quién es tu tipo? Nuevo en la ciudad, alto, y ojos grises – ella como mis otros amigos, pensaban que me gustaba, aquel chico, Thomas, todo como siempre gracias Matías

- ¿Y quién es tu tipo? ¿Universitarios, insoportables y hermanos mayores de tu mejor amiga? – se sonrojo para luego mirarme indignada

-No cambies de tema – reí divertida por su reacción

-Oye, por cierto. Podrías contarme que está pasando entre mi hermano y tu

-A qué te refieres, porque si es a... – se quedó en silencio unos segundos – ¡no! Sofía, tramposa no me cambies de tema, solté una carcajada, mi amiga era como un libro abierto, al contrario de mí, podía saber que pensaba con tan solo mirarla, me agradaba eso de ella.

- ¿Podemos dormir ya? Tengo sueño – fingí un bostezo- me miró mal una última vez

-Está bien, pero piénsalo ¿sí?

-No te prometo nada

-Eres insufrible – reí, y apagué la luz de mi habitación

...

- ¡No basta, por favor, pare!  – lloraba incontrolablemente, ni siquiera podía moverme, éramos niños no entendía por qué nos hacían esto

- ¡Maldita sea, cállate!  – todo estaba oscuro, no reconocía esa voz pero me asustaba, cada letra que salía de su boca me hacía temblar

- Nena haz silencio, solo estas empeorando las cosas – una nueva voz una de mujer, entonó en la oscuridad, y era tan envenenada, tan amarga. incluso peor que la del hombre

Mordí mi lengua, papá me había enseñado que debía obedecer siempre a todo adulto, y a no llorar frente a nadie. Debía ser fuerte

-Por favor, suéltenlo, están lastimándolo, si lo hacen, les contaré todo- hablé conteniendo mis lágrimas y ellos rieron

-Ohh, la pequeña Sofía piensa que puede engañarnos – la mujer rozó sus dedos en mis mejillas produciéndome escalofríos que intente ocultar

- Es una promesa- continué firme, mentí, papá también solía decir que las mentiras no eran malas cuando intentabas protegerte a ti mismo. Pero yo no tenía idea de lo que hablaban estas personas malas; porque yo no tenía un abuelo, pero ellos nos exigían que les dijéramos donde estaba. Dejaron a mi hermano, ya inconsciente en el suelo para centrar su atención en mí. El hombre me agarro del cuello con una velocidad impresionante, su mano era tan grande que lo rodeaba con facilidad, y tan fuerte que podía aplastarlo sin siquiera esforzarse

Nunca antes me había sentido tan asustada, Alex decía que si alguna vez algo malo pasaba debía correr, sin importar que solo debía correr y decir ayuda

Pero él se equivocaba, no podía, no podía siquiera moverme

-Suéltenla en este instante – dijo una voz familiar a mis espaldas, firme, segura

Ambos retrocedieron, sorprendidos, pero pude ver un rastro de miedo en sus caras y yo regresé a ver atrás, no conocía a aquel hombre, pero si su voz, tenía una expresión impasible en el rostro, dura, se veía poderoso

-Me buscaban a mí, aquí me tienen, ahora déjenlos – me admiraba la tranquilidad con la que hablaba él no estaba asustado de esas personas malas, me miró un segundo y luego a mi hermano, para después sacar un arma que había estado escondida en su cinturón –Sofía, corre ahora, toma a tu hermano y llévatelo; no sabía cómo todas estas personas conocían mi nombre

-Yo no puedo sola con él es grande, y no sé qué le pasa, no despierta, ayúdame

-Claro que puedes, tu puedes con todo, ahora corre, rápido!!!- todo pasó tan rápido que era borroso, mi hermano comenzaba despertar y yo jalé de su brazo, para levantarlo, el seguía confundido, pero tomó mi mano y corrimos, corrimos más rápido que nunca

- ¡Yo los buscaré, les explicaré todo, se los prometo!  – el hombre gritó cuando ya estábamos lejos

Y continuamos corriendo, lejos, rápido, y lloré

Porque no importó lo lejos que ya estuvimos por que escuchamos el sonido de dos balas, y gritos, gritos de dolor que se fundían en mi cabeza y no, paraban, me dejaban sorda y me abrumaban hasta que todo se volvió negro

-Sofi, Sofi despierta, todo está bien, estas aquí estás conmigo – la voz de mi hermano me hizo volver a la realidad, estaba en casa, con él, con Sara, estaba a salvo, pero por cuanto tiempo lo estaría. Sentí mi rostro mojado y me di cuenta que lloraba, no podía parar solo abracé a mi hermano fuertemente y apreté la mano de Sara que sostenía, sin poder controlarme

-Hace mucho tiempo no pasaba – Sara habló acariciando mi espalda

-No, hace mucho que no, pequeña, solo fue una pesadilla, está todo bien, respira- no le respondí, continué llorando hasta que poco a poco pare, ellos no me soltaron en ningún momento. Me incorporé secando mi rostro con el dorso de mi mano y los miré

-No me importan las pesadillas Alex, porque no son reales, son cosas que no pueden pasar. Pero esto pasó, estos son recuerdos, seguimos sin saber cómo terminó aquella noche y la he tenido que revivir tantas veces, con esa maldita incertidumbre  y he sentido tanto miedo, que están grabados en mi mente, los recuerdos son peores que las pesadillas Alex, los recuerdos son reales

SofíaWhere stories live. Discover now