Capítulo 11

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Pasaron meses y Eren seguía sin aparecer.
El capitán Levi había ordenado una expedición en busca de Jeager sin dar resultados. Al cabo de 2 meses sin ningún rastro decidieron cancelar la búsqueda.

Mikasa intentaba aparentar tranquilidad pero en realidad se carcomía por dentro. No dormía, comía poco y lo hacía para que no sintieran compasión de ella, había días en las que salía sin que nadie la viera en busca de Eren. No estaba dispuesta a perdonarlo, solo quería saber que se encontraba bien.

Sin Eren la legión tuvo que reorganizar sus planes.
Reanudaron las expediciones para seguir obteniendo información sobre los titanes.

Jean no perdió el tiempo, seguía en su misión de conquistar a la azabache creyendo que ahora sin Eren todo sería más sencillo, pero la realidad fue distinta.
Mikasa se encargó de cuidar de él los primeros días mientras sanaban sus heridas pero después notó que la actitud de Jean cambiaba, no la dejaba ni un momento, llegando a irritarla. Ella se escudaba mucho en Armin para poder librarse de la no tan agradable compañía del castaño.

-Armin no sé qué es lo qué pasa con Jean. Me sigue a todas partes, ha sido muy atento conmigo pero ya se está excediendo.
-Si lo he notado, solo no te separes de mí. Creo que también va a comenzar a odiarme como a Eren. -riendo-.
-No digas eso Armin.
-Es lo que veo Mikasa. Ven vamos a dar un paseo como antes.

Tal y como pensaba Armin, Jean comenzaba a molestarse con el rubio cuando pasaba tiempo con la pelinegra y notó como cada vez convivían más o cuando él se encontraba con Mikasa a los poco minutos llegaba el rubio interponiéndose.


Un día comenzaron los preparativos para la expedición fuera de las murallas. Todos se encontraban listos para salir. El castaño se alineó a la par de la pelinegra, pues no la quería perder de vista.

-Mikasa -exclamó el capitán Levi.
-¿Si?
-Tu estarás conmigo en la delantera.
-Si capitán. -sintiendo un gran alivio, era una posición peligrosa pero la alejaría del acoso de Jean.

Salieron de los muros encontrándose con alguno que otro titán, ese día no hubieron bajas, al parecer los titanes no notaron su presencia. Cayó la noche y comenzaron a acampar.
Mikasa se encontraba ayudando a Armin a armar su tienda, cuando llega el castaño.

-Mikasa necesito de tu ayuda -diciendo con nerviosismo-.
-¿Que pasa Jean?
-Ven -tomó su mano y se alejaron-.
-¿Que te ocurre?
-Mikasa, Historia salió hace rato y aún no regresa, me temo que le pudo suceder algo.
-¿Que? ¡¿Pero a dónde fue y por qué dejaste que se fuera sola?!
-Shhh... me dijo que tenía que ocuparse de sus necesidades, por eso deje que fuera sola, pero ya tardó demasiado. Ayúdame a buscarla antes de que el Enano se entere.
-Está bien vamos. ¿Por dónde se fue?
-Por acá, sígueme.

Caminaron un largo rato alumbrados solo por el claro de Luna para no llamar la atención. La chica caminaba con bastante atención intentando ver alguna silueta, hasta que vieron una pequeña cabaña, la cual había sido construida hace muchos años atrás por soldados de la legión, pero no siguieron usándolo.

-Mikasa mira, tal vez ahí se encuentre Historia.
-Si, vamos.

Entraron y La azabache comenzó a nombrar a la chica pues no veía mucho sin luz. De pronto sintió un golpe seco en la cabeza cayendo inconsciente.

Cuando pudo abrir sus ojos con pesar, se percató que el lugar ya se encontraba iluminado con una pequeña lámpara de aceite. A la vez que recuperaba sus sentidos se dio cuenta que se encontraba amordazada, con sus manos y pies amarrados. Cayó en desesperación, no sabía que sucedía y los recuerdos de su infancia se acumulaban en su mente. Podía verse nuevamente tan vulnerable ante los tipos que mataron a sus padres, su rostro se empapaba de lágrimas mientras ella iba cayendo en pánico, pero algo la hizo reaccionar.

-Oh ya despertaste Mikasa...

Escucho La azabache esa voz que le era tan familiar desconcertándola aún más. No era posible que él la Haya puesto en esa situación.
Escucho pisadas acercándose cuando de pronto pudo verlo claramente frente a ella. Sintió que el corazón se le aceleraba y el miedo se apoderaba de ella. Se acercó más quitándole la mordaza de la boca.

-Jean... -apenas pudo susurrar su nombre.
-Lamento tenerte de esta manera Mikasa, pero siendo realista me podrías partir la cara en un cerrar de ojos. Espero no te incomode mucho. -sentándoselo frente a ella-.
-¿Por que me estás haciendo esto?
-Creo que ya te has dado cuenta de lo que siento por tí. Pensé que cuando Eren dejó de estorbar tú te darías cuenta de que yo soy mejor, que puedo hacerte feliz, no como ese animal. Yo me preocupaba por ti, te daba lo que necesitabas pero no pudiste darte cuenta. Yo... yo te amo, lo he hecho desde la primera vez que te vi con tu hermoso cabello largo, en cambio tú solo me has hecho aún lado teniéndome como plato de segunda mesa y eso no es justo. -se puso de pie dirigiéndose hacia la chica para quedar a unos centímetros de su rostro- así que he decidido ayudarte a que abras los ojos y que te des cuenta que yo soy la persona para tí. -tomando la cara de la pelinegra entre sus manos- No temas, solo voy a mostrarte como es ser feliz. -dándole un beso, a lo cual ella se giró para librarse de sus labios-.
-No puedes obligarme Jean, déjame ir!
-No te preocupes, yo te cuidaré.

La amordazó nuevamente y salió...

Errores del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora