Semanas antes...

Entró a su mansión, con cuidado de no hacer ruidos.

─ ¡Chenle, ven acá!─ gritó su padre desde la sala, Chenle tragó en seco y caminó hacia él.

─ ¿S-sí, padre...?

─ ¿Como que "sí padre"? ¿Donde carajos esta el trofeo de primer lugar?

─ N-no gané ningún trofeo, padre.─ dijo con cabeza gacha, no quería ver la cara de furia de su padre.

─ ¿¡Qué!? ¿¡Por qué no ganaste!? ¡Un buen emprendedor tiene que ganar y desmostrar lo bueno que es!─ furioso alzó su mano y le dio una fuerte cachetada.

─ ¿Quieres que te traiga el látigo, papá?─ preguntó Yifan levantándose del sofá para buscar dicho instrumento.

─ No, no será necesario, voy a hacer las cosas por mi mismo.─ se sacó el cinturón del pantalón.─ ¡En cuatro!─ Chenle caminó temeroso y lentamente se puso en aquella posición.─ ¡Apúrate, no tengo todo el día!

El señor Zhong le bajó los pantalones, Chenle cerró fuertemente sus ojos y sintió sus glúteos arder. Contuvo sus gritos, a su papá no le gustaba que fuera tan ruidoso.

Le dió repetidas veces con la correa y con sus propias manos, su otro hijo, Yifan, miraba divertido la escena. Luego de media hora de golpes en sus glúteos el padre paró y se fué de la sala.

─ No sabes lo mucho que me excita verte sufrir, pequeña rata.─ susurró acercándose a él y bajando la cremallera de su pantalón.

─ Y-yifan, n-no.─ sollozó y evitó ser tocado por su hermano adoptivo.

─ NO ME LLAMES YIFAN, YO SOY TU AMO MALDITA SORRA.─ le dió una cachetada más.

Chenle odiaba mostrarse tan indefenso, no poder defenderse de su padre y hermano, ser tan débil. Cuando en la escuela él era el más temido por todoz.

─ ¡Ahh!─ gritó al tener dentro suyo el duro miembro de Yifan.

Siguió sollozando y soltando leves gritos a la vez que su hermano seguía dándole nalgadas y jadeaba.

─ Ah~.─ suspiró luego de llegar al orgasmo y dejó tirado a su hermano en el suelo de la sala con sus gluteos llenos de semen.─ Pudiste hacerlo mejor sorrita, mañana volveré a jugar contigo.

Chenle ya no podía llorar más, ya había liberado todas las lágrimas que tenía y sus ojos se encontraban levemente inchados y rojos. Solamente respiraba en la tranquilidad de la sala


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