Capitulo 9 (+18)

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¡¡ADVERTENCIA!! contenido adulto queda bajo su propia responsabilidad seguir con la lectura...

Pov Rosalie

—ire a que te den el alta— chista encaminandose a la blanca puerta.

—¿Qué? Alonzo aún estoy mal, no puedes sacarme de aqui— recrimino al observarle tomar el pomo de la puerta.

—no me mandas preciosa— recalca perspicaz y necio.

—maldita sea, ¡No me iré de México!— objetó despectiva.

—¿Acaso tu opinión cuenta?— pregunta destilando desinterés hacia mi persona; mi seriedad lo hace proseguir en su accionar— lo sabía, que no se te olvide Rosalie, aquí el que maneja total control de ti, soy yo, ni tú misma podrás obrar para ti, desde hoy todo lo tuyo me corresponde, que no te resulte difícil entenderlo, no querría tener que castigarte cuando esto recién comienza— objeta imponiendo autoridad; bajo mi cabeza deteniendo todos los crueles insultos que dispuestos desean salir de mis labios.

Alonzo abandona la habitación, Leobardo asoma su cabeza por un pequeño espacio de la puerta, lo observo risueña, pues a pesar de que su pómulo derecho se encuentra hinchado y su brazo derecho fracturado, sigue conservando su total locura.

—vamos, entra ya Leobardo— sugiero.

—hay!! No es chiste, se supone que te tenía que asustar— entra seguido de los tres chicos.

—¿ya se fue el greñudo amargado?— pregunta Luis observando la puerta, de todos, fue el único que no sufrió daños.

—no, el fue a darme el alta, me iré a estados unidos, de nuevo— contesto cabizbaja, dolida y entristecida.

—iremos por ti güerita— dice Hazael en signo de despreocupación, imaginando que Alonzo les pondrá las cosas fáciles.

—no es tan fácil Hazael, el no lo podrá así, y menos cuando yo soy su...— me detengo antes de culminar mi frase, mi mente piensa en algo cuerdo y los nervios arrasan con mi cuerpo, puesto que lo complicado no es decirles la verdad, lo complicado es hacerlos comprender mis razones del por qué acepte ser el juguete de un hombre.

—¿Qué eres de el?— cuestiona Carlos observando a detalle cada facción de mi rostro.

—es mi mujer— reclama Alonzo entrando a la habitación, mi mirada destila odio puro hacia el magnate italiano, los chicos parecen notarlo, por lo que las cuatro fulminantes miradas se dirigen a el.

—¿Me dieron el alta?— pregunto; una mueca de desagrado surca su rostro, señalando lo obvio, no me dieron el alta.

—dijeron que aún tenías que guardar reposo, de preferencia con vigilancia médica, tú no te quedarás más tiempo aquí, así tenga que raptarte por la noche, tu te irás conmigo, me debes un castigo, recuerda eso.— objeta despectivo olvidando completamente que contamos con 4 chicos cuyas mentes no piensan en otra cosa más que las mil formas disponibles de asesinarlo.

—acepte ser tu mujer, no tu títere— reprendo cruzando mis brazos.

la mia dea ribelle, las relaciones amo y sumisa, tienen un objetivo claro, estás cediendo tu total consentimiento para usarte como se me de en gana, no puedes imponer reglas, no tienes derecho a abrir tu linda boquita, a menos que yo te lo pida, no puedes hacer nada, solo agachar tu cabeza y obedecer en todo lo que yo te pida— chista, sin más yo asiento dejando ver a los chicos mi derrota.

— señor, usted no se puede llevar a Rosalie, ella fue la más afectada, podrá ser su mujer y todo, pero eso no quiere decir que la tenga que usar de titere— dice Hazael pugnando por hacer cambiar la decisión de Alonzo.

—no opines niño— objeta Alonzo— pueden largarse ya, a partir de hoy, ella depende de mi— dice posesivo a punto de sacar a los cuatro chicos a patadas.

—oye Alonzo cálmate— digo.

— no me pidas un carajo Rosalie, recuerda quien manda— grita haciendo que por inercia baje mi cabeza.

—adios chicos— digo al observar que ellos desaparecen de mi vista.

La habitación se queda en silencio, Alonzo me quema con la mirada, y yo insto a mantener mi cabeza gacha.

—llego la hora de resolver nuestros problemas— dice acercándose, retira la sabana que me cubre el cuerpo con rapidez, está cae al suelo y yo solo logro observarlo.— no llevas nada bajo esta bata, no tienes idea de cuánto me excita eso— recalca pasando sus manos por mis piernas, un quejido sale de mis labios al pasar una de sus manos por un área afectada.

—Alonzo, me duele, no lo hagas.

—no son daños graves, así que no me pares, no digas nada, no se te ocurra rechistar, simplemente disfruta.— dice al paso que sus manos recorren mi cuerpo.

La bata deja al descubierto mi pubis, el desliza uno de sus largos dedos lentamente por esta, mis mejillas se bañan en un color carmín, los gemidos salen de mi boca al deparar uno de sus dedos en mi clítoris, masajea en círculo desestabilizandome al instante, mi espalda se curva mientras el solo sonríe, se dirige a la puerta y pone pestillo, camina a mi lado izquierdo, toma mi brazo y con sumo cuidado saca la aguja del suero de mi vena, toma mi corva¹ y comienza a doblar mi pierna lentamente, repite el mismo procedimiento en la otra.

Ya con mis piernas flexionadas, toma mis caderas y me jala hacia los pies de la cama, se inca mientras toma una de mis piernas, la comienza a besar lujuriosamente, suspiros salen de mi boca mientras el cada vez se acerca más a mi centro, succiona mi clítoris hábilmente, su lengua traza movimientos circulares en mi centro, los gemidos salen involuntariamente de mi boca.

—demonios ya no puedo aguantar mas— dice al paso que comienza a desabrochar su pantalón, lo baja junto a su boxer dejándome observar su miembro perfectamente dotado.

—lento aún me duele.

Quisiera decir que no deseaba su toque, pero estaría mintiendo, cada roce lograba ponerme muy caliente.

Se introduce lentamente en mi, tomo con fuerza las sábanas de la camilla dejando que la relajación me haga olvidar el dolor, la primera estocada llega y con esto un fuerte gemido de ambos, comienza a moverse majestuosamente, mi mente no piensa en el odio y repugnancia que siento hacia gran arquitecto, me quedo cegada ante la lujuria que embarga la habitación, ambos nos olvidamos de nuestro alrededor, olvidamos que nos hallamos en un hospital público con más de 200 personas.

Mi excitación gana al ver lo prohibido de esta situación, al decaer en cuenta que la adrenalina hace del momento algo más caliente...

Otro capítulo más, tarde pero seguro, espero y les guste un montón.

Voten, comenten y recomienden ❤️😊

Nos leemos el sábado 📚💕

Corva o corvo: Parte de la pierna opuesta a la rodilla, por donde se dobla y encorva.

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