Capítulo 30

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POV Sol
Bajo del auto apurada, faltan dos minutos para el toque y todo por quedarme despierta hasta noche chateando con Ámbar sobre cómo ignorar a Balsano. Entro y me entero que ya todos están en la formación, en silencio me voy por la parte de atrás y me formo hasta el último.

Prefecto: Benson ¿Que hace ahí?

Sol: vengo del baño y acabo de volver — algo muy convincente.

Prefecto: pase a su lugar.

Obviamente todos sabían que no era cierto, pero no hablaron, ni siquiera Ana. Pasaron todos los avisos de la semana y uno de ellos es que hoy avisarán quienes irán al concurso de ortografía que será la próxima semana. Yo en lo personal, tengo buena ortografía, pero no le doy mucha importancia a los acentos, aunque me se las reglas.

Ahora esperamos a la maestra de biología.

Camila: ¿Quienes creen que vayan?

Francesca: yo no. Tengo pésima ortografía — abrió su cuaderno —. Miren, siempre me señala casi todo el texto.

Sol: debería comenzar a escribir bien.

Violetta: ¿A eso llamas pésima? — sacó el suyo — mira, esto sí es pésima.

Nina: comenzar con s, ya ni yo.

Violetta: no me digas nada, dicta muy rápido — se quejó —. Sol debería ir, vos tenés buena ortografía.

Camila: concuerdo, sos la más inteligente del salón.

Francesca: y como dice Andrés, la más mejor — reímos —. Ya viene la maestra.

Todas se fueron a su lugar y la clase comenzó. Ya estábamos en español, trabajamos en el libro pues la maestra nos pidió las libretas y casi al final del módulo nos llamó a Diego, Matteo y a mí.

Profesora: chequé sus libretas y son los tres con mejor ortografía, pero me preocupan esos acentos — obviamente al tener la oportunidad mi gran ego se alzó.

Sol: me sé las reglas de acentuación, pero a veces al escribir rápido no los pongo — contesté —, pero no creo que sea problema.

Profesora: si los tres me aseguran que saben las reglas de acentuación — asentimos — entonces irán a la competencia de ortografía. Sigan trabajando.

Regresamos a nuestros asientos y por alguna u otra razón Balsano no me quitaba la mirada de encima. No hemos hablado en todo el día y no pienso permitir que me hable.

Salimos al recreo y como siempre acompañé a Vilu a comprar su comida, y como siempre, Balsano estaba ahí.

Matteo: ¡Sol! — lo ignoré — Sol — me tomó el hombro.

Sol: ¿Me podés soltar? — giré y le hablé en un tono muy molesto.

Matteo: necesito que hablemos — tenía una cara muy triste, pero no, no podía caer.

Sol: ¿A sí? Pues yo no — miré a Vilu que ya estaba pidiendo su comida — podés volver con tus amiguitos.

Matteo: pero…

León: ¡Matteo! Ya la escuchaste — dijo detrás de él — ¿Que tal? — asentí en respuesta a que me iba bien — Violetta — se acercó a ella y comenzaron a hablar. Para ese entonces Balsano estaba con Gastón.

Estaba junto a Vilu y León pero no prestaba atención. Pude haberle dado la oportunidad de que me explicara o me pidiera perdón, sin embargo, no lo hice «él es tu perdición». Desde la primera vez que lo ví sentí algo, pero sé que no es bueno, él me corrompe, y si dejo que lo haga, seré una perdición.

Enséñame #D2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora