27. '¿Yo celosa? Ni en tus sueños'

372 114 21
                                    

Mi cabeza estaba apoyada sobre su pecho, mientras sus manos acariciaban mi pelo, y mi espalda. Sabía que había estropeado todo, al decirle todas esas cosas a Dylan, y al dejar que me abrazara de esa manera, pero lo extrañaba demasiado. Ya hacía rato que había dejado de llorar, y estaba más tranquila, pero mi cuerpo no me hacía caso, y no podía separarme de él.

— ¿Dylan? —El castaño tiró de mis hombros para separarme, y se giró un poco, mirando a una chica alta y pelirroja, que se encontraba a unos metros de nosotros, mirándome fijamente.

—Romina, ¿qué haces aquí? —Ella desvió la mirada de mí, para mirar a Dylan, con una sonrisa en su rostro.

—Estaba en tu casa, tus padres dijeron que llegarías pronto, pero al ver que no llegabas, me dijeron donde estudiabas, y vine...—Se acercó más a nosotros, poniéndose delante de Dylan, mirándonos a cada uno—Vine a comprobar si lo que Sean me dijo hace unos meses por teléfono era cierto...—Me miró de arriba abajo, y luego miró a Dylan, quien se encontraba con el ceño fruncido, mirando a la pelirroja.

— ¿Hablaste con Sean por teléfono? —Ella asintió, cruzándose de brazos.

—Tú nunca atendías mis llamadas, así que me tocó llamarlo a él...—Dylan suspiró pesadamente—Me dijo que ahora estabas ocupado, detrás de una pequeña bruja...—Dylan abrió los ojos con asombro, y segundos después, le mandó una mirada de advertencia, que hizo que la pelirroja se riera, y me mirara. —Ya sabes, hay chicas por ahí sueltas que son autenticas brujas. —Asentí despacio, ya que me hablaba directamente.

—Vamos a casa. —Dylan se acercó a ella, y sentí algo extraño en mi pecho—Nos vemos mañana en clase, Abby. —Me miró por un segundo, y luego sujetó con fuerza la muñeca de Romina, tirando de ella lejos de mí.

Miré como se alejaban, sintiendo un pequeño picor en la nuca, Dylan nunca me había hablado de esa tal Romina, ni mucho menos, que ella lo llamaba. Mi ceño estaba fruncido con fuerza, mientras caminaba hacia casa, no quería pensar demasiado en ellos dos caminando juntos, o estando en la misma casa.

Estás celosa.

Gruñí ante mi conciencia, y abrí la puerta de mi casa, cerrándola con más fuerza de la necesaria. Coco corrió hacia mí, y sonreí, mientras me agachaba a su altura, acariciándolo. Fui a mi habitación, para dejar las cosas de clase, y decidí sacar a pasear a Coco por Pensford.

Cuando volví a casa, Coco corrió hacía su plato con agua, y yo subí las escaleras lentamente. El paseo me había sentado bien, ya que había despejado la mente, y ya no me sentía tan enfadada como antes.

—Al fin llegas. —Di un pequeño salto, justo al traspasar la puerta de mi habitación, y ver a Dylan sentado en la ventana, mirándome fijamente.

—Mierda, casi dejo mi corazón aquí, ¿Cómo sabes donde vivo? —El castaño se bajó de la ventana, acercándose lentamente a mí.

—Sean me lo dijo...—Suspiré pesadamente.

— ¿Qué haces aquí, Dylan? —Recorrí mi cuarto con la mirada, no queriendo mirarlo fijamente, sabiendo lo que pasaría si lo hacía.

—Estábamos hablando...realmente estoy empezando a odiar que siempre llegue alguien cuando estamos en medio de una conversación...—Su ceño se frunció un poco, y agaché la cabeza.

—Bueno, ahora mismo deberías irte, si mi madre llega, y te ve aquí...—Me mordí los labios.

—No me voy a ir, Abby...tengo muchas preguntas para hacerte, y tú tienes muchas respuestas que darme. —Se acercó del todo a mí, y sujetó mi cara con sus manos—Mírame...—Susurró. Lo ignoré, llevando mi mirada hacía todos lados, menos a él—Abby, por favor...mírame...de esa manera en la que solo tú me miras. —Mi corazón empezó a latir deprisa, y no pude evitar mirarlo fijamente, observando el cambio en su cara, y sus ojos vidriosos. —Ahí está...—Sonrió levemente—Creo que ya sé porqué me pongo así, cada vez que me miras. —Mis piernas temblaron, y quise separarme, pero su agarre se hizo más fuerte, mientras daba un paso hacia mí, haciendo que nuestros cuerpos se rozaran.

· Pensford ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora