19. 'Siempre va a querer volver para protegerte'

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Abby

Abrí los ojos lentamente, sintiendo como la luz me molestaba. Llevé mi mirada alrededor, y fruncí el ceño al no reconocer el lugar. Seguí mirando, hasta ver a mi madre sujetando mi mano, mientras dormía.

— ¿Mamá? —Mi voz salió ronca, pero lo suficiente alta, para que ella abriera los ojos rápidamente.

—Abby, cariño...—Se puso recta sobre la silla donde estaba sentada, y se encorvó, acercándose más a mí, apretando mi mano— ¿Cómo te sientes, hija? —Fruncí más mi ceño.

— ¿Dónde estamos, mamá? —Ella cerró los ojos por un momento, y cuando los abrió, varias lágrimas descendieron por sus mejillas.

—En el hospital...Por mi culpa...—Intenté sentarme, pero el cuerpo me dolía demasiado, y me di cuenta que tenía una aguja en mi brazo.

— ¿Por tu culpa? ¿Qué pasó? —Más lágrimas empaparon su cara, haciendo que me preocupara todavía más.

—Tuve que lanzar un hechizo contra ti...estabas a punto de...de...—Agachó la cabeza, y vi como las lágrimas caían sin cesar.

—Mamá...—Susurré. Ella levantó la cabeza, y me miró fijamente. Pude notar la culpabilidad detrás de ellos.

—Casi matas a Dylan, cariño...—Sus manos sujetaron las mías con fuerza, mientras sentía como mi corazón empezaba a latir descontrolado—Tuve que lanzar un hechizo contra ti, para detenerte...al hacerlo, saliste lastimada, por eso estás aquí...—Empecé a respirar con dificultad, y me solté de su agarre, empezando a quitar la sabana que tenía sobre mí, para levantarme—No puedes levantarte aun, hija...el médico debe estar por llegar en cualquier momento.

—Mamá...—La miré fijamente, mientras sentía las lágrimas picar detrás de mis ojos—Dylan... ¿Cómo está, Dylan? ¿Por qué estaba ahí? ¡Les dije que se fueran de Pensford! —Mi garganta ardió ante el grito que di, y vi en los ojos de mi madre el miedo.

—Cálmate, Abby...—Sus manos sujetaron mi cara, y empecé a respirar más lento, intentando calmarme, lo que menos quería era armar un caos en el hospital, sabía que si gritaba con rabia en mi voz, podía lograr demasiados destrozos. —Dylan está bien, pude protegerlo...Su familia llegó a tiempo, y se lo llevaron...dijeron que se curaría solo...que estaría bien...Alec me dijo que no te preocupes, que no te pongas mal, que una de las pocas ventajas de ser vampiros, es que se sanan rápido...—Puse mis manos sobre las de ella, que se encontraban en mis mejillas.

—Júrame que Dylan está bien, mamá, dime que no me estás mintiendo. —Ella me sonrió débilmente.

—Te lo juro, cariño, Dylan está bien...espera. —Ella se alejó, y cogió su móvil. Empezó a teclear, y puso el altavoz, mientras me miraba con una gran sonrisa.

— ¿Hola? —La voz de Alec sonó al otro lado, y mi madre se acercó un poco al móvil.

—Hola, Alec, soy Camille... ¿Cómo está Dylan? —Se escuchó un gran suspiro al otro lado, y me puse nerviosa, al no obtener una respuesta rápida de Alec.

—Él...aún no despierta...—La sonrisa de mi madre se congeló, y fue poniéndose seria, cosa que me asustaba el doble—Eso nos preocupa...ya debería haber despertado...—Mi madre intentó quitar el altavoz, pero sujeté sus manos rápidamente—La marca de su pecho no se va...no se cura...nunca habíamos sido atacados por una bruja como Abby...con poderes Sinop, no estoy seguro si se va a recuperar, o solo va a tardar más...—Todo se quedó en silencio, solo podía escuchar mi respiración rápida. — ¿Cómo está, Abby? ¿Ya despertó? —Me mordí el labio inferior con fuerza.

—Ya estoy despierta, Alec...—Susurré, y escuché un jadeo proveniente del otro lado del teléfono. Mi madre agachó la cabeza, cerrando los ojos con fuerza.

· Pensford ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora