Amas que te amo.

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El naranja no era un buen color para nadie, pero Rose se veía excepcionalmente mal. Su piel estaba mucho más pálida de lo normal. Su cabello oscuro estaba recogido en una cola de caballo desordenada en la parte de atrás de su cabeza, con todo su pelo echo un lio. En las raíces del cabello ya se empezaba a ver su color rubio que solo hacia que pareciera mas descuidada aun la mujer en frente suya.

Por lo general, Rose se veía hermosa sin maquillaje, pero ahora mostraba unos círculos oscuros debajo sus ojos, y sus mejillas estaban hundidas. Había perdido peso, peso que realmente no podía permitirse perder. La prisión no le sentaba bien a Rose.

Rose podría verse como el infierno en el exterior, pero incluso antes de que se sentara frente a ella, Luisa pudo ver que el fuego en sus ojos todavía estaba allí.

-Hola- saludó Luisa con una sonrisa.

Rose levantó una ceja, como preguntado "¿qué estás haciendo aquí?", o tal vez "¿por qué estoy aquí?".

-Quería hablar contigo- dijo Luisa, colocándose un mechón de cabello detrás de su oreja. Esto la estaba poniendo nerviosa.

-No deberías estar aquí. Estás testificando en mi contra, ¿recuerdas? Descubrirán que hemos hablado y perderás tu inmunidad.

-No lo harán- contestó Luisa, bajando la voz a un susurro. -Soborné a un guardia para mantenerlo en secreto. Nadie sabe que estoy aquí.-

Había esperado que Rose estuviera orgullosa de ella, o al menos que le sonriera por su astucia. Todo lo que consiguió en cambio fue un lento movimiento de cabeza.

-Eso no fue inteligente Luisa-

Luisa frunció el ceño. -Te extrañé, quería verte. ¿No estás feliz de verme?-

Rose suspiró. -Uno de nosotros debería permanecer fuera de la cárcel, ¿no crees?-

-Rose, está bien. Lo prometo. Mi inmunidad está segura.- Ella sonrió, presionando su palma contra el vidrio que los separaba, esperando que Rose hiciera lo mismo.

Pero Rose solo suspiró, sus manos permanecieron en la mesa frente a ella, con los ojos bajos.

Había pasado un mes desde la última vez que se habían visto, Luisa estaba emocionada por ver finalmente a Rose, pero, sin embargo, Rose no podía soportar mirarla. Algo estaba mal, muy mal.

-¿Está todo bien? No te ves bien- dijo Luisa.

Rose se rió, un sonido sin aliento, sin humor. Fue muy inquietante.

Levantó la cabeza y sus ojos azules se clavaron en los marrones de Luisa.

-Mira dónde estamos, Luisa- dijo Rose, extendiendo los brazos a los lados mientras dejaba que sus ojos recorrieran la sucia sala de cemento sin nada más que desdén. -Estoy en la cárcel. Por supuesto que no estoy bien.-

Luisa quería decir algo, algo que la ayudase cómo que no estaría allí por mucho tiempo. Pero Rose se enfrentaba a varias cadenas perpetuas, si no era a la pena de muerte una vez que comenzara el juicio, lo que podría llevarles años. Así que cualquier cosa que dijera sería solo supocisiones vacías y sin sentido.

-Sin embargo, tengo algunas buenas noticias- , sonrió Luisa. -Saqué a Rafael del Marbella. Tenías razón, no se puede confiar en él.-

Rose se quedó en silencio por un par de segundos antes de reírse secamente, el sonido resonó en las paredes.

-Bueno, eso es genial- dijo Rose. -Excelente momento en eso, también-.

Luisa frunció el ceño. -¿Qué quieres decir?-

-Te he estado diciendo durante años que no confíes en el. Años. Pero ahora que es demasiado tarde lo dejas de lado. Por supuesto.- Rose negó con la cabeza.

-Lamento haber querido darle a mi hermano el beneficio de la duda- , replicó Luisa, sintiendo que la ira comenazba a arder bajo su piel por la actitud arrogante de Rose.

-Bueno, me alegra saber que la misma cortesía no se extendió a mí-, dijo Rose, el fuego en sus ojos se encendió con el veneno que goteaba de sus palabras.

-¿Qué significa eso ?-

-Cuando me arrestaron, ya me habías declarado culpable. Te dije muchas veces que no maté a Scott, y aun asi no me creíste. Después de todo este tiempo, todavía no confiabas lo suficiente en mí para creerme cuando dije que no tenía nada que ver con eso.- La voz de Rose era más que ira ahora, estaba cubierta con algo más, algo más vulnerable, algo doloroso.

-Lo siento, no te creí, pero no es como si no me hubieras mentido antes ...-

-Te prometí que había terminado con el crimen. Nunca te he mentido sobre eso. Ni una sola vez. Y después de todos estos años, tu, al igual que tu hermano, todavía no podías creer que realmente había cambiado. Y no solo eso, inmediatamente me vendiste. Mostré que confiaba en ti al venir contigo al Marbella contra mi mejor opinión, y tú me pagas testificando en mi contra.-

Luisa apretó la mandíbula. Rose no estaba siendo justa. -No tuve elección. Yo también estaba en la cárcel.-

-¿Y quién de nosotros todavía está aquí, Luisa? Sabes que eres libre de hacer lo que quieras mientras estoy aquí, porque fui lo suficientemente estúpida para pensar que realmente me amabas.-

Luisa retrocedió, había tanta ira en la voz de Rose, en sus ojos, Luisa no pudo hacer nada más que ver que Rose quiso decir lo que dijo. Que ella realmente creía que no la amaba.

-Yo te amo. Claro que te amo.- Pensó en todo lo que habían pasado para estar juntas. Por supuesto que amaba a Rose, ella era lo único que tenía sentido.

-Si me quisieras no estaríamos aquí. Me habrías creído cuando dije que Rafael era una mala persona, que tenía un mal presentimiento de volver a Miami. Me habrías escuchado. Pero no lo hiciste. Si me quisieras, habrías querido que estuviera a salvo, como yo quiero que estés a salvo.-

-Cometí un error, pero eso no significa que no te quiera- dijo Luisa, con la voz ahogada en lágrimas.

-He tenido mucho tiempo para pensar aquí, inspeccionar nuestra relación una y otra vez en mi mente y no me amas, Luisa. Amas que te amo.- Las palabras fueron pronunciadas en el tono regular de Rose, pero sus ojos empezaron a nublarse con lágrimas no derramadas. Lágrimas que estaba conteniendo donde antes las habría dejado caer.

Algo se rompió en Luisa, como algo que se había roto en Rose antes. Sin una segunda mirada, Rose se levantó y salió de la sala de visitas, y Luisa no pudo hacer nada más que mirar en silencio mientras Rose, la última persona en su vida, se alejaba de ella.

Pero no podían acabar asi, la mejor historia de amor jamás contada no podía acabar así.

Vale es una historia un poco triste, no se si os gusta asi que decídmelo en los comentarios, esto es un one-shot.

Tras el cristalWhere stories live. Discover now